Modas y flamenco en el Museo de Arte Contemporaneo
La actuación de Morente puso fin al Festival de Primavera 1981
Una exhibición de los diseños de la moda española de vanguardia y un recital del cantaor granadino Enrique Morente fueron los actos que pusieron fin, el martes pasado, a las celebraciones del Festival de Primavera, que organiza anualmente el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC). Dentro del marco del festival, y a lo largo de mes y medio, se han sucedido una serie de actos de dimensión plural, como el espectáculo de L'Etoile du Nord, uno de los grupos del free theatre sueco; el montaje Sobre los tejados de Madrid, de Molero, o el concierto de música contemporánea del grupo KOAN, además de varias conferencias y presentaciones de libros.
Todos los esquemas del desfile de modas tradicional se rompieron en la presentación de los diseños originales y exclusivos de la moda española, que se celebró el martes pasado en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, con la participación de quince diseñadores de vanguardia. Entre ellos, Paco Casado, Domingo Córdoba, Francis Montesinos, Jesús del Pozo, Nacho Ruiz o Ignacio Serra. La exhibición de sus últimas creaciones, algunas de ellas realizadas especialmente para esta ocasión, coordinada por la revista Vogue, constituyó un auténtico happenning artístico en torno al vestido como expresión de creatividad plástica.Bajo la luz crepuscular, reforzada por la iluminación de los focos eléctricos y al ritmo continental del conjunto Dirdam, descendían las modelos por las escalinatas centrales del Museo de Arte Contemporáneo como formas vivas y animadas que escaparan de su interior. Envuelta en blancos ropajes flotantes, Beatriz de Borbón presentaba los nombres de los diseñadores, mientras el público, congregado al pie de las escaleras, aplaudía las apariciones más espectaculares y estallaban los flashes de los fotógrafos de moda.
Desfilaron así, descendiendo, las mujeres acuáticas concebidas por Paco Casado con rigor naturalista de redes trenzadas con moluscos y algas artificiales, y las mujeres pájaro de Domingo Córdoba, prendidas a estrellas de tul negro o ceñidas por irisaciones metálicas que reproducían el contorno típico del traje de luces o la línea dinámica de una prenda de ciencia-ficción.
Bajaron después las modelos de Jesús del Pozo ejecutando un juego de formas curvas, que se coronaba en el peinado de los cabellos, dispuestos a modo de tiara sobre la frente, y varios conjuntos libres y funcionales de Gaspar Estévez, que dieron paso a la walkiria mediterránea de Francis Montesinos, majestuosa figuración dorada que recreaba sueños infantiles de hadas y reinas fantásticas.
Bajaron a continuación las damas en luto riguroso y calado de Luciano Pineda, bailarinas de un último tango surgidas de una estampa camp, y las cinco mujeres mariposa de Manuel Piña, una serie secuencial de modelos imponibles confeccionados a base de vuelos de tela metálica sobre fundas negras de diversa longitud.
Descendieron, por último, ligeras y festivas, las creaciones de Ignacio Serra, elaboradas todas ellas a base de fligth, un nuevo material descubierto por este diseñador, impermeable, inarrugable y baratísimo.
Morente, desde la raíz del cante
Los martinetes, seguiriyas, alegrías, soleares y bulerías de la primera parte del recital de Enrique Morente abarrotaron la sala de conferencias del Museo Español de Arte Contemporáneo. El cantaor granadino conectó en su actuación raíces puras del cante, ajustadas rigurosamente a la ortodoxia, con la experiencia de investigar con su voz nuevas formas musicales. En la segunda parte cantó por sevillanas. fandangos, tangos y jaleos. Estuvo acompañado a la guitarra por Paco Cortés; con la flauta, Jorge Pardo. Bailó Aurora Montoya, con los jaleos, las palmas y guitarras de Kiki y Guadiana. En palabras del poeta y crítico granadino José G. Ladrón de Guevara, «Enrique Morente trata de renovar gradualmente las viejas y a veces fosilizadas estructuras melódicas de lo jondo para situarlas en un contexto de realidad contemporánea».
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