Renovación del sainete madrileño

El teatro Calderón (antes teatro del Centro, primitivamente teatro Odeón) estuvo ligado durante muchos años a los géneros líricos y a la música. Ya la inauguración se hizo con Luisa, de Charpentier, y durante la República fue sede del oficial teatro Lírico Nacional. En otras ocasiones. el Calderón albergó temporadas de ópera y series de conciertos. Allí escuchamos, en los años cuarenta, al joven Karajan con la Filarmónica madrileña, y a Krauss, con la de Berlín. Es un coliseo noble, brillante y, mal cuidado, con el defecto de un escenario sin grandes posibilidades. Con todo. valdría la pena recuperarlo para misiones más altas que la revista más o menos folklórica.Ahora, la compañía de José de Luna -infatigable durante decenios en el cultivo de la zarzuela- desarrolla una breve temporada lírica con uno de los títulos más populares de la moderna zarzuela: La del manojo de rosas, de Anselmo Carreño. Francisco Ranios de Castro y Pablo Sorozábal. En 1934, el compositor vasco estrenó en el Fuencarral La del manojo de rosas, que pronto pasó al Calderón. Reciente el gran triunfo de Katiuska, Sorozábal aborda la última renovación del sainete madrileño sobre la base de tipos, ambientes y alusiones de la época y un distinto tratamiento del material popular o parapopular.

Sucede que todavía la acción de La del manojo se anuncia «en Madrid, época actual», lo que puede desorientar, a pesar de ciertos cambios en la letra. No se entiende la escena del Espasa, siempre dispuesto a marchar «con los brazos en alto», alusión a los días de la revolución de octubre o la actualidad del conductor de autobús de dos pisos, novedad en el Madrid de entonces, o las citas de las lejanas figuras del toreo Cagancho y el rejoneador Cañero.

Queda en pie la gracia del libreto y el fresco atractivo de la partitura, que el público entusiasta del género se sabe de memoria. Teatro popular madrileño de un compositor que. precisamente por su adscripción a la capital, acaba de ser homenajeado por el Ayuntamiento. A Madrid, en textos de otro vasco, Pío Baroja, dedicó Sorozábal su obra predilecta: la «ópera chica» Adiós a la bohemia, y su última creación, todavía inédita. sobre Juan José de Dicenta.

En el reparto de la compañía José de Luna alternan diversos intérpretes. En la función de referencia cantó Ascensión, Rosaura de Andrés; Joaquín estuvo a cargo de Isidoro Gabari, el mejor, sin duda, de la distribución. y Ricardo, de Francisco Maroto. Alfonso del Real sirvió el Espasa, y Segundo García, Capó. En el papel de Don Daniel vimos a Salvador Castelló, tantas veces aplaudido antaño como intérprete del Aviador.