Indefensión de los consumidores

La necesidad de una puesta al día del Código Alimentario Español y de las correspondientes reglamentaciones y efectivos de control de productos alimenticios y alimentarios, así como un insuficiente presupuesto económico, son las principales características del panorama de salubridad alimentaria con que actualmente se encuentra el organismo responsable directamente de este tema: la Subdirección General de Higiene de los Alimentos.La base legislativa en torno al control alimentario estriba en que todos los productos del mercado, al menos los envasados, deben ser presentados en el registro del Ministerio de Sanidad, contrastada su composición con la memoria de fabricación y, en caso positivo, registrarse y autorizarse. Esto concierne a cinco grandes grupos de productos: los aditivos, algunas bebidas envasadas, los materiales de envase y embalaje, los productos dietéticos y los detergentes y desinfectantes de uso en alimentación. Estos productos han de registrarse uno por uno; sin embargo, en los demás sólo tiene obligación de registrarse la industria fabricante.

Según el criterio de algunos altos cargos sanitarios, esto es un error que hay que corregir, porque de esta manera los productos de mayor consumo no se registran.

Según unos informes publicados por EL PAIS en los meses de diciembre y febrero, los actuales sistemas de control están desbordados para garantizar la salubridad de lo que ingerimos. El centro Nacional de Alimentación y Nutrición de Majadahonda, considerado como uno de los mejores de Europa en materia de control sanitario de alimentación y nutrición, tiene como objetivo la protección del consumidor en salud pública y nutrición e información y documentación en el campo alimentario.

Las denuncias sobre fraudes, adulteraciones, intoxicaciones, etcétera, en el campo alimentario han puesto de manifiesto la gran cantidad de agujeros por donde hace agua la garantía de salubridad de los alimentos. El criterio más defendido en los servicios responsables del control sanitario es que el industrial es el primer interesado en que los alimentos por él producidos sean de calidad y aceptable nivel sanitario. Con todo, el alimento defectuoso puede tener su .origen no tanto en una falta de escrúpulos del productor como en su sistema de produección.

Las faltas y la cuantificación de las sanciones en materia de sanidad alimentaría vienen tipificadas por decreto de 21 de marzo de 1975 en cuanto a lo que es competencia del Ministerio de Sanidad. La cuantía de las sanciones, en opinión de los jefes de los servicios sanitarios, es rentable para el infractor.

«Algún día vamos a tener muertos», advirtió en su día el jefe del servicio de Alimentos de Origen Vegetal, Bebidas y Productos Alimentarios, a propósito de ciertas bebidas alcohólicas, cuya legislación lleva más de cuatro años quedándose en su intento.