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El PSOE solicita aclaraciones sobre un cementerio atómico a 300 millas de Finisterre

El hecho de que los parlamentarios gallegos del PSOE hayan presentado al Gobierno una serie de preguntas relacionadas con la existencia de un cementerio nuclear en el océano Atlántico, frente a las costas gallegas, a sólo trescientas millas del cabo de Finisterre, vuelve a plantear nuevamente la necesidad de controlar oficialmente el peligro radiactivo que pueda existir en el vertido de residuos atómicos que practican en dicho lugar algunos países europeos.El vertido marino de residuos nucleares empezó a hacerse en Europa poco después de la última guerra mundial, bajo el control de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), particularmente en los últimos tiempos, a través de la llamada Comisión de Londres, establecida en 1972. Dicha comisión estableció la prohibición de verter al mar residuos que posean alta o media radiactividad, y demarcó una zona atlántica, teóricamente inofensiva, en la que el material es hundido a 4.000 metros de profundidad en recipientes especiales.

Los países que vertieron hasta ahora sus residuos nucleares en este cementerio eran Reino Unido, Holanda, Bélgica y Suiza. Este año, Holanda decidió suspender los vertidos que hacía su barco Andreas Smit, el cual se ocupaba también de verter los residuos de Bélgica y Suiza. Está previsto, por tanto, que sea sólo el barco inglés Gem el que acuda este año. Probablemente a mediados de julio, para realizar estos vertidos.

El Gem vertió en 1980 más de 6.000 toneladas de estos productos y acumuló sobre esa zona del Atlántico una radiactividad que va en aumento, según opina, por ejemplo, la organización internacional Green Peace, que se ha venido oponiendo al vertido de estos residuos desde hace varios años, y que comprobó en julio de 1979 la presencia de veintiocho barcos pesqueros españoles faenando en la zona cuando el barco inglés realizaba sus tareas atómicas.

El Gobierno del Reino Unido opina que los vertidos no revisten peligro alguno, debido a las características del cementerio.

Contra esto, la opinión pública, que empieza a concienciarse sobre el problema en España, de manera especial en Galicia por una mayor cercanía del supuesto peligro, se pregunta maliciosamente por qué, si no representa peligro alguno, el vertido de residuos nucleares no lo hace el Reino Unido en un punto del océano más próximo a sus propias costas.

Las preguntas presentadas por los diputados gallegos del PSOE van destinadas a saber si el Gobierno español conoce con exactitud la existencia de los vertidos, si se considera necesario informar con detalle a la opinión pública, si se sabe los efectos que puedan causar los residuos vertidos, el control establecido y si España recibe o no alguna contrapartida por esta acción del Reino Unido.

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