El trabajo femenino debe ser potenciado con desgravaciones fiscales
Con una sesión sobre el trabajo de la mujer, de menor asistencia que en días anteriores y con la curiosidad de la intervención del único hombre que ha participado en las jornadas, se clausuró ayer la Segunda Semana de la Mujer, organizada por el colectivo Mujer y Socialismo y la Fundación Pablo Iglesias. Intervinieron Matilde Fernández, secretaria general de la Federación de Industrias Químicas de la Unión General de Trabajadores, y Alberto Acitores, miembro de la ejecutiva de la rama de enseñanza del mismo sindicato y responsable de formación profesional.
En la presentación de la sesión de ayer, Hernar Corbi dijo que las conquistas laborales de la mujer han tenido lugar, generalmente, en momentos de auge económico, y ahora debe plantearse el problema de forma no discriminatoria para la mujer, pero tampoco insolidaria para el hombre, ya que también éste tiene dificultades para encontrar un puesto de trabajo.Matilde Fernández se refirió a las recomendaciones de la OCDE firmadas por España relativas al derecho de la mujer a acceder, en igual oportunidad con el hombre, a un empleo remunerado, cualesquiera que sea la situación y la posible crisis, y a la revisión necesaria de las leyes discriminatorias «Las mujeres», dijo, «no se apuntan como paradas en el Instituto de Empleo, quizá porque se desencantan de no encontrar trabajo y de ver que al hombre, pese a los obstáculos de la crisis económica, le es más fácil. Si los acuerdos de empleo que UGT está negociando con el Gobierno y con las organizaciones empresariales hablan de generar 350.000 puestos de trabajo, habría que recomendar a las mujeres que se apuntaran a en las oficinas de empleo y que luchen por encontrar un quehacer remunerado y para demostrar que el paro en nuestro países superior al 13% del que nos hablan ».
La sindicalista afirmó que en las negociaciones se habla de la necesidad de que la población activa pierda algunos puntos en su aumento salarial en solidaridad con los que están en paro; incluso en este caso, señaló Matilde Fernández, se da un claro ejemplo de discriminación, ya que se intenta perder ese nivel salarial para ayudar, según se dice textualmente, a los cabezas de familia, coricepto que en nuestro país está vinculado al hombre.
En España, según explicó Matilde Fernández, las mujeres catalogadas como analfabetas tienen más empleo que los hombres porque van a trabajos marginales, mientras que con los estudios primarios los sexos se equilibran en cuanto acceso al trabajo, y en los niveles medios y superiores, la mujer tiene un mayor índice de desempleo. La mujer encuentra trabajo cuando tiene entre catorce y diecinueve años, como aprendiza, lo que la arrastra a que en general esté siempre en categorías complementarias y sea una mano de obra poco últil al desarrollo de la sociedad.
La ponente se mostró partidaria de la llamada discriminación positiva, es decir, que se creen desgravaciones fiscales y primas a los empresarios que contraten mujeres.
Alberto Acitores, profesor de formación profesional, se disculpó, en primer lugar, porque «iba a hablar una profesora, pero no ha podido venir por circunstancias familiares». Explicó el dirigismo que existe en formación profesional, donde la mayor parte de los oficios están enfocados a la población masculina, e incluso los catalogados como campos típicamente femeninos, como la moda o la cocina, están copados por hombres en los niveles de alta cualificación.
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