Atenas puede suspender hasta noviembre sus conversaciones militares con Washington

Las negociaciones entre Grecia y Estados Unidos para la renovación del acuerdo defensivo entre los dos países atraviesan un momento crítico, que podría desembocar en la suspensión de las conversaciones hasta después de las elecciones de noviembre, de las que puede salir un Gobierno socialista en Atenas.

El jueves por la noche se celebró en el palacio presidencial una reunión del presidente de la República, Constantino Karamanlis, con el jefe del Gobierno, Georgios Rallis, y los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores para estudiar la situación creada por la falta de acuerdos en las negociaciones con Washington. El ministro de Asuntos Exteriores, Constantino Mitsotakis, suspendió una visita oficial que debía haber iniciado ayer, viernes, a Rumanía.El acuerdo ejecutivo entre Grecia y Estados Unidos fue rubricado en julio de 1977, pero Atenas no quiso firmarlo hasta que se hubiese producido la reincorporación de Grecia al mando militar integrado de la OTAN, del que salió en 1974, a raíz de la invasión turca del norte de Chipre. Este reingreso se produjo finalmente en octubre del año pasado, sin que hasta ahora se haya ratificado el acuerdo de defensa y cooperación económica entre Washington y Atenas.

Estados Unidos está especialmente interesado en renovar este acuerdo, en el que se regula la utilización de las cuatro bases militares de Elleniko, Heraklion, Makri y Nea, de mayor importancia estratégica aun después de los acontecimientos de Afganistán, Irán y de la guerra entre Bagdad y Teherán. Sin embargo, la Administración Reagan parece adoptar una postura rígida en las conversaciones, que dirige su embajador en Atenas, McCIoskey.

En síntesis, Grecia pide a Estados Unidos, por una parte, garantías formales de defensa de sus fronteras frente a una agresión de un tercer país, clara referencia a Turquía, y, por otra, que continúe la actual relación de ayuda económica a Grecia y Turquía en la proporción de siete a diez. Los turcos vienen insistiendo en que esa ratio de distribución de la ayuda militar y económica no se corresponde con la extensión geográfica, la población, el tamaño del Ejército e incluso la importancia estratégica de los dos países.

Aunque no se descarta que ambas partes están radicalizando sus posturas en los últimos momentos de la negociación para obtener las mayores ventajas posibles, el pesimismo se reflejaba ayer en las declaraciones oficiales de Atenas. Si el acuerdo defensivo no se firma en los primeros días de la semana próxima, no habrá ya tiempo material para que sea aprobado por el Parlamento griego antes de la pausa veraniega. Después se disolverá la Cámara y habrá nuevas elecciones generales en noviembre.

El Partido Socialista Panhelénico (PASOK), de Andreas Papandreu, tiene bastantes buenas perspectivas de cara a estos comicios y mantiene una posición anti-Alianza Atlántica y de no alineamiento, por lo que una renovación del acuerdo con un Gobierno monocolor o en coalición del PASOK sería más que problemática.