El Gobierno griego desmiente un intento de golpe militar
El Gobierno griego, a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Constantino Mitsotakis, calificó ayer de «meras conversaciones entre elementos irresponsables del Ejército y oficiales retirados» lo que un diputado de la oposición había presentado el martes ante el Parlamento como un golpe de Estado militar cancelado. a última hora por sus organizadores.Mitsotakis afirmó en una conferencia de Prensa celebráda anoche que esos contactos no podían tipificarse de delito y que, por tanto, los participantes en las conversaciones no serán procesados.
En respuesta a la pregunta escrita presentada por Constantino Bandouvas, diputado por Creta del partido opositor Unión del Centro (a la izquierda del partido en el poder, Nueva Democracia), el titular de Defensa, Evangelos Averoff, habla asegurado el martes que la situación en el país era «de absoluta calma».
Bandouvas aseguró que un grupo de oficiales, en activo y retirados, canceló a las nueve de la noche del lunes un previsto golpe de Estado, debido a ciertas filtraciones llegadas al Gobierno.
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El anuncio del intento de golpe en Grecia se interpreta en medios atlánticos como una "maniobra de intimidación'"
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La toma del Parlamento la abolición de la Constitución y la liberación de los dirigentes de la Junta Militarque ocupó el poder en Grecia desde 1957 a 1974 -que se encuentran detenidos en la prisión de Korvelalos- eran los primeros objetivos de la supuesta intentona denunciada por el diputado centrista.
Averoff añadió que no se había dado «un solo caso de desobediencia o posibles intenciones sospechosas entre los oficiales en activo desde julio de 1974 -fecha de la caída de la Junta de los Coroneles-, sin que se hayan impuesto estrictas sanciones de inmediato».
Sin embargo, el ministro no respondió a las preguntas de Bandouvas, referidas al porqué de la permanencia en puestos de alta responsabilidad en el Ejército de antiguos juntistas; al porqué de la ausencia de medidas destinadas a la detención de los implicados en el Golpe de 1967, y a las razones que han impedido, en esta ocasión, la detención de los responsables de la organización del golpe, pese a que sus nombres son bien conocidos por el Gobierno.
Averoff salió en defensa del partido en el poder, Nueva Democracia, y del Gobierno, explicando que «comenzaron desde el caos v han losiraclo, con éxito, la introducción en el país de una vida dernocrática normal».
Según informa desde Bruselas Soledad Gallego Díaz, el abortado golpe de Estado en Grecia podría tratarse de una «maniobra de intimidación» por parte de los grupos de derecha con una cierta aquiescencia del Gobierno de Atenas, cada día niás, reocupado con el avance del partido socialista (PASOK),
Grecia se encuentra en un momento político clave: acaba de ingresar en la Comunidad Económica Europea (CEE), ha vuelto al Mando Militar Integrado de la Organización para el Tratado del Allántico Norte (OTAN) y negocia con Estados Unidos la continuidad de cuatro importantes bases militares, especialmente importantes para Washington a raíz de la nueva política exterior de Reagan y de la invasión de Afeanistán.
Las conversaciones con Estados Unidos, que se desarrollan desde hace meses sin resultado positivo aparente, parecen condenadas, sin embario, a un fin inmediato. En la última reunión del Consejo Atlántico celebrada en Roma, el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, y el ministro de Asuntos Exteriores griego, Mitsotakis, examinaron en una conversación particular sus diferencias y llega ron a la conclusión de que, de una forma u otra, la firma del tratado debería estar preparada antes del próximo 15 de junio. Ese día co menzarán las vacaciones parla mentarias, que se prolongarán hasta septiembre, mes en el que todos los observadores predicen que deberán ser disueltas las cámaras y convocadas las elecciones oenerales. Dado que parece posible la victoria del PASOK cuyo máximo líder, Andreas Pa pandreu, se ha mostrado ya partidario de una negociación mucho más dura con Washington, tanto el Gobierno de Reagan como el de Giorgio Rallis, actual primer ministro griego, están interesados en «hacer pasar» el acuerdo en el actual Parlamento.
La principal dificultad continúa siendo la negativa de Norteamérica a comprometerse a mantener una relación de diez a siete en la ayuda que proporciona a Atenas y a Ankara. Grecia y Turquía, pese a que intentan mejorar sus relaciones, siguen siendo a los Ojos del electorado arlego «enemiaos mortales» y la opinión pública exige un trato equitativo. Los griegos han mantenido también, hasta ahora, que Norteamérica debería garantizar, a cambio de las bases, la intearidad de las fronteras de su país, contra un eventual ataque turco. Haig considera, por su parte, que ésta es una pretensión «excesiva».
Problemas para los aliados
En esta situación, los observadores estiman que un eventual golpe militar causaría más problemas que ventajas a los aliados de Atenas, para quienes una dictadura en Grecia, después del Golpe turco, podría hacer «rebosar» el vaso. Además, el pueblo griego mantiene un alto nivel de movilización que provocaría, sin duda, un serio enfrentamiento.
Por último, la posible victoria del PASOK, aunque inquieto en la sede de la OTAN y en Washington, no implicaría que gobernaran solos -se habla de una coalición con partidos de centro y, en última instancia, siempre pueda la poderosísima figura del presidente de la República, Constantino Caramantis, que continúa en el poder y que mantiene ribuciones equiparables a las del presidente de Francia.
De acuerdo con este análisis, el abortado golpe de Estado podría interpretarse como una especie de «chantaje» promovido tanto desde los grupos de extrema derecha, como desde áreas próximas al partido en el Gobierno, Nueva Democracia, cada día más cercano a las tesis más integristas. El «golpe de Estado fantasma» coincide con un recrudecimiento de los atentados de extrema derecha -jamás reprimido por la policía- en un intento de crear temor entre la población civil y amenazar con una «intentona» seria en el caso de que Papandreu lograra hacerse con la jefatura del Gobierno.
