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La Temporada de Opera de Madrid ofrece hoy "Lucia di Lammermoor", de Donizetti

Un reparto de gran calidad

Ciento cuarenta y seis años después de que fuera estrenada Lucia de Lammermoor, la ópera de Gaetano Donizetti, sigue manteniendo su frescura. Hoy se ofrece en Madrid una oportunidad para com probarlo. Se representa dentro del programa de la XVIII Temporada de Opera, que se desarrolla en el teatro de la Zarzuela, y cuenta con varios atractivos, aparte de la propia composición de Donizetti: el tenor español Plácido Domingo es una de las grandes figuras que interviene, y el reparto, tanto de solistas como de orquesta y coros, es de calidad.

Con Plácido Domingo actúan la soprano Patricia Wise, el barítono Juan Pons, el bajo Dimiter Petkov, los también tenores Ricardo Jiménez y Julio Pardo y la soprano Dolores Cava. Como director de escena trabaja Horacio Rodríguez Aragón, la escenografía es de Gerardo Vera y dirigirá los coros del teatro de la Zarzuela y la actuación de los profesores de la Orquesta Nacional el maestro Oliviero de Fabritis. Gaetano Donizetti (Bérgamo, 1797-1848) vivió con plenitud esas primeras décadas del siglo romántico en las que la Europa musical asimilaba poco a poco la inmensa herencia de Beethoven, mientras admiraba la iniciación de la efusividad romántica vertida desde el plano de los Chopin, Schumann y Liszt, y únicamente se entregaba con ardor a la degusta ción y consumición de la ópera italiana o italianizante.

Una obra melódica para divos

Bellini y Donizetti fueron los prototipos de esa línea operística amable, basada en la melodía y apoyada en las condiciones vocales de divos concretos a los que había que utilizar, esa línea que se denomina bel canto y que nunca ha dejado de estar presente en los escenarios de todo el mundo. Es más: el poder de captación de los divos de hoy, aunado a la potencia de la in dustria discográfica, hace que periódicamente se redescubran títulos bel cantistas que habían pasado al olvido tras rendir a sus autores e intérpretes del momento sus correspondientes frutos. No es éste -ciertamente- el caso de Lucia di Lammermoor, ópera de Donizetti sobre libro de Cammarano, que prácticamente no ha dejado de gustar desde su estreno, en el teatro San Carlos, de Nápoles, el 26 de septiembre de 1835.Pasado el capítulo -tan vario en resultados- de la ópera rusa que protagonizara el teatro Kirov, de Leningrado, el XVIII Festival (o Temporada, como ahora se llama, con tan buena voluntad) de la Opera de Madrid se reanuda con la eterna Lucía, para deleite de melómanos aferrados al flujo melódico-cantable como fuente segura de placer musical y de operófilos volcados a examinar el momento concreto por el que atraviesan los divos que afrontan esa prueba de doble Filo que siempre es el superrepertorio, es decir, la música que siempre gusta volver a escuchar, pero también la música archiconocida sobre la que, inevitablemente, se agudiza el sentido crítico.

El reparto de esta Lucía, tantas veces centrado alrededor de ella, tiene hoy su punto de máxima garra popular en la actuación del gran tenor Plácido Domingo, que coprotagonizará con la soprano Patricia Wise una representación que los aficionados de toda España podrán seguir directamente por la FM de Radio Nacional, a través de Radio-2.

Plácido Domingo desmintió ayer, en unas declaraciones a Efe, la opinión negativa que, según la citada agencia, le atribuyó algún diario sobre la organización, el funcionamiento del teatro de la Zarzuela y el público de Madrid. EL PAIS publicó el pasado sábado, en el suplemento de artes, una larga entrevista con el famoso tenor español en la que éste, entre otras cosas, citaba las dificultades que padecía cada vez que actuaba en la capital de España.

No ha faltado ningún año

En sus declaraciones a Efe, Plácido Domingo dice: «Tengo un gran cariño por Madrid y desde la primera vez que canté aquí, en 1970, soy el único cantante que no ha faltado ningún año al festival de la ópera madrileña; sí puede haber en algún momento alguna pega, como existen en todas partes, pero el teatro de la Zarzuela es el único de España donde la orquesta y el coro superan cada año los logros obtenidos el año anterior, y, por supuesto, se le pide siempre un nivel más alto, aunque el teatro en sí no tenga las condiciones de un teatro de la ópera».«En adelante», añadió Plácido Domingo, «volveré al Liceo de Barcelona cuando asuma su dirección Luis Portabella, que le dará toda la importancia que tiene».

Por otra parte, Plácido Domingo señaló que acaba de interpretar en Viena Andrea Chenier, cuya transmisión televisiva se hizo en directo y se retrasó un día para que no col ncidiera con un partido de fútbol, ya que ambas cosas son allí dos acontecimientos.

En el caso español, Domingo explicó que «para llegar a una cultura musical como la austríaca hace falta que cooperen las autoridades y los medios de comunicación. La televisión, por ejemplo, debería dedicarle un espacio al mes a la ópera en la primera cadena, de 9 a 12 de la noche, y programar de tal manera que no haya ni un partido ni una película al mismo tiempo en el otro.

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