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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

EL rodaje de Mitterrand

LA DEFENSA del franco se, ha convertido en el primer desafío real, situado en el terco mundo de los hechos y alejado dé los nítidos modelos teóricos, para el Gobierno socialista francés. Durante las dos semanas siguientes a la victoria de Mitterrand, el Banco de Francia consiguió mantener su divisa dentro dé los límites del Sistema Monefario Europeo gracias a una política monetaria eficaz. Así, el alza del tipo de intervención del Banco de Francia se elevó el 19 de mayo desde el 13,5% al 18%, mientras las intervenciones en el mercado para defender la cotización del franco ascendieron a unos doscientos millones de dólares diarios. Sin embargo, el miércoles 20 y el jueves 21 , la hemorragia de divisas llegó a los mil millones.El arma utilizada por las autoridades francesas el aumento de los tipos de interés se proponía ofrecer una remuneración atractiva a los capitales extranjeros y encarecer los créditos interiores destinados a la compra anticipada de productos de importación. Sin embargo, la extraordinaria volatilidad de los mercados monetarios internacionales, originada por los altos tipos de interés en Estados Unidos, ha obligado a Francia a endurecer las medidas de defensa de su moneda. El pasado viernes 22, el tipo de intervención se elevó al 22%, el más alto entre los países industriales, y fueron adoptadas algunas salvaguardias a través de un estricto control de cambios.

El plazo para cubrirse de alteraciones en los tipos de cambio, y por tanto del precio en francos de las importaciones, ha sido reducido a un mes. Los exportadores tendrán que reembolsar las divisas obtenidas dentro del mes siguiente a la expedición de las mercancías. Asimismo, las inversiones en títulos-valores extranjeros realizadas por los franceses y las inversiones directas hacia el exterior han sido sustancialmente limitadas. Las nuevas prohibiciones no se extienden, en cambio, a los extranjeros en Francia, de forma tal que el viejo sueño golista de hacer de París el rival financiero de Londres -parece seguir vigente. El nuevo superministro de Economía, M. Delors, ha expresado su reconocimiento del «papel, positivo» desempeñado por el capital extranjeto en la financiación de la economía francesa y el propósito del Gobierno socialista de evitar cualquier «medida obstruccionista» respecto a las inversiones exteriores.

La contundencia de las acciones puestas en práctica para defender el franco ha mostrado el firme propósito de mantener esa divisa dentro de las bandas del Sistema Monetario Europeo. La colaboradora actitud, de las autoridades monetarias alemanas- al contener sus tipos de interés y aceptar la depreciación del marco frente al dólar, parece un síntoma de una nueva solidaridad francoalemana. Cabe aventurar que el franco podría mantenerse dentro de la serpiente comunitaria siempre que sus reservas aguanten y el marco alemán acepte un papel pasivo frente al dólar. Ni que decir tiene que ese dificil panorama exige una clara y firme toma de posición del nuevo Gobierno socialista frente a las grandes opciones de política económica diseñadas en su programa electoral.

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La plataforma de Mitterrand incluía la nacionalización de los bancos privados. de las compañías de seguros y de once grupos industriales, incluidas empresas tan dinámicas como las del grupo de Marcel Dassault. También prometía la creación inmediata de 160.000 empleos estatales para aliviar la alarmante cifra de 1.700.000 parados. La edad de jubilación, según ese programa, descenderá de los 65 a los sesenta años para los hombres y a los 55 para las mujeres. La jornada laboral se reducirá a 35 horas y el salario mínimo será incrementado en un 30%.

Aunque esos proyectos no han sido cancelados, la composición del nuevo Gobierno, formado por socialistas moderados y por independientes, casi todos con gran prestigio técnico y político, y las declaraciones del primer ministro y de Delors, dan pie para pensar que las duras realidades económicas podrían frenar los anhelos de construir rápida. e improvisadamente una nueva sociedad. Parece que uno de los principales temas discutidos por Mitterrand y Schinidt,en su reciente efitrevista ha sido la dureza de Estados Unidos ante la, competencia de productos japoneses. Si el mercado norteamericano entorna sus puertas a las importaciones japonesas, es previsible que la intensificada agresividad, comercial de la industria de exportación de Japón sobre Europa dificulte el cumplimiento de las promesas de Mitterrand de inmediatas mejoras sociales y de fidelidad a la libertad de mercado. Porque, como ha señalado Michel Rocard a propósito del proteccionismo, los viejos países con mano de obra cara sólo podrán defenderse en el mercado mundial si continúan siendo competitivos en las industrias de punta.

La formación de un Gobierno compuesto por moderados y por técnicos de indiscutido prestigio, y el realismo de las primeras medidas económicas adoptadas por el nuevo gabinete, tal vez aumenten las posibilidades de triunfo, aunque por escaso margen, de los socialistas en las próximas elecciones legislativas. En cualquier caso, el presidente Mitterrand, con los amplios poderes que le otorga la Constitución de la V República, tiene siete años por delante para demostrar que los socialistas pueden responder al múltiple desafío de gestionar con eficacia los asuntos públicos, dinamizar el aparato produdivo de su país en el marco de un sistema de economía mixta, humanizar las relaciones sociales entre los ciudadanos, proteger los derechos humanos, trabajar en favor de la distensión internacional y contribuir a la construcción de esa Europa ampliada a la que España quiere pertenecer.

Digamos, a este respecto, que la defensa de las libertades en Francia no debería hacerse a costa de exportar más allá de sus fronteras a los liberticídas y que una España pluralista y democrática, imposible de afianzar mientras el terrorismo etarra continúe disponiendo del cómodo santuario y el confortable balneario que Giscard le regaló en los Pirineos atlánticos, debería figurar entre los objetivos lógicos de política exterior y de buena vecindad de una Fráncia también democrática y pluralista. No sabemos si un eventual Gobierno presidido por Felipe González daría asilo político a independentistas bretones y corsos presuntamente responsables de asesinar a oficiales o gendarmes franceses. Estamos, en cambio, seguros de que no les ofrecería la provincia de Huesca o las Baleares para que reposaran de sus correrías criminales, blanquearan el dinero negro de sus atracos o chantajes, se avituallan de armas y planearan nuevos golpes. Que es, exactamente, lo que el Gobierno francés ha permitido, hasta el presente, a los.activistas de ETA en el País Vascofrancés, tal vez por la siniestrá razón de Estado de desviar hacia España las pulsiones criminales que pudieran dirigirse contra el centralismo francés.

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