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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

"El jardín de Venus

Sobre un esquema que recuerda de cerca los westerns típicos, Alfredo Mañas ha escrito esta historia de mexicanos y vecinos del Norte, en la que, al contrario de lo que suele suceder en los filmes de Hollywood, la simpatía en general y, en concreto, el desenlace van a caer del lado de los habituales perdedores. Si en los relatos clásicos del género suelen prevalecer intereses más bien anglosajones, en este caso, y con aire de comedia de humor disfrazado según cánones ya marcados en escuelas anteriores, dicho humor se resuelve en ironía, sobre todo en su primera parte.Dicha primera parte, en la que se presenta al protagonista y sus cuatro hijas tratando de salvar lo que sólo se hallan dispuestas a conceder a través del matrimonio, viene a servir de prólogo donde el antiguo rapto de las famosas sabinas se actualiza con un erotismo actual, en el que destaca la presencia física de María José Cantudo y demás heroínas, retratadas en cuerpo y alma o, para ser más concretos, en cuerpo, sobre todo.

Las mujeres de Jeremías

Argumento, guión y diálogos: Alfredo Mañas. Fotografía: Fernando Arribas. Montaje: José Antonio Rojo. Intérpretes: Chuck Connors, Maria José Cantudo, Jorge Rivero, Isela Vega, Michael Conrad, John Ireland, A ndrés García, Verónica Muriel, Taida Urruzola. Director: Ramón Fernández. Humor. En los cines Carlos III, Princesa y Widsor.

La segunda parte, con la aparición de Chuck Connors, discurre por cauces más convencionales. Los ardides de la tropa de mujeres en su «Jardín de Venus», convertido en casa de Jehová, a la espera de bienes terrenales, llenan la trama, aunque, a la postre, el cuarteto femenino pierda vestido lo que ganara desnudo antes.

Si el falso western nace, como se sabe, a orillas del Rhin, triunfa en Italia y continua por unos anos su camino en España, este filme supone, en manos de Ramón Fernández, una vertiente irónica, a la que México aporta, además de un nutrido reparto, su paisaje a la vez lejano y cercano a nosotros, en el que Jeremías, pastor de almas y forjador de cuerpos generosos, verá llegar en sus hijas la cosecha deseada, tal como Jehová la describe en su famoso Cantar de los Cantares.

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