Ambicioso y fallido proyecto de Claude Lelouch
ENVIADO ESPECIAL
La última película presentada a concurso en el Festival de Cannes, Unos y otros, de Claude Lelouch, es, junto a La puerta del cielo, de Michael Cimino, uno de los proyectos más ambiciosos de este certamen.
Durante más de tres horas de proyección, Lelouch intenta plasmar la historia de Europa, desde los años treinta hasta nuestros días, a través de más de veinte personajes principales, relacionados todos ellos con el mundo de la música. Dividida en capítulos que van alternándose, la película quiere recoger la evolución de esos personajes en la realidad política de sus países respectivos: Francia, Estados Unidos, República Federal de Alemania, fundamentalmente. El filme se articula como un rompecabezas en el que esos protagonistas se encuentran y desencuentran sin que el espectador entienda claramente a qué viene tanto ir y venir, tanto decorado, tanta presión. Porque, al final de la proyección, lo único que queda claro es que la película ha costado muchos millones de dólares.
El sentimentalismo de este director (que ganó ya la Palma de Oro en Cannes en 1966 con su famosa Un hombre y una mujer), su ingenuidad y su ausencia de reflexión no le colocan precisamente a la altura de los cineastas que pueden despertar admiración o ira. Su obra es débil, sin talento. Sólo sus descabelladas pretensiones le hacen notable.