El Papa se dirigió a los enfermos en un discurso grabado
Los miles de personas que, ayer se congregaron en la plaza de San Pedro, con la esperanza de escuchar al Papa por radio, en directo, desde la habitación donde convalece en el hospital Gemelli, de Roma, quedaron relativamente decepcionados porque sólo pudieron oir una cinta previamente grabada.Ayer por la mañana hubo en la plaza de San Pedro, a la hora del acostumbrado rezo del Angelus, mucha más gente que el domingo pasado. Se había corrido la voz de una alocución en directo del Papa con los fieles reunidos en la plaza, bajo la ventana abierta pero aún vacía de su despacho. Se había dicho incluso que, por primera vez después del atentado, el Papa pronunciaría su primer discurso.
El Papa prefirió grabar el discurso
En la cinta que pudieron escuchar finalmente los fieles, la voz de Juan Pablo II parecía cansada, con una respiración a veces difícil. Una voz envejecida de repente en diez años. Al parecer, fue el mismo Juan Pablo II quien prefirió por prudencia grabar sus palabras en vez de hablar en directo.
Mientras que por parte de algunos de sus colaboradores existe una especie de prurito en demostrar que el Papa está casi curado, Juan Pablo II han preferido, sin embargo, sentirse más que nunca identificado con su condición de enfermo y no lo ha escondido. Lo demostraron ayer no sólo el tono de su voz, a cien años luz de la fuerza de aquel domingo anterior al atentado, cuando tronó en contra de la ley del aborto, sino también el tema mismo de sus sencillas palabras de ayer.
Juan Pablo II dijo que deseaba dirigirse especialmente "a todos los enfermos", para expresarles, "yo que también soy un enfermo como ellos", una palabra de aliento. y esperanza. Recordó que su primera salida del Vaticano, después de su elección al trono de san Pedro, había sido precisamente al hospital desde el que estaba hablando. Como entonces, recordó el Papa, volvía a repetir "que el sufrimiento aceptado en unión con Cristo sufriente tiene su eficacia incomparable en la actuación del designio divino de la salvación".
Después de haber invitado a todos los enfermos del mundo a unirse con él para ofrecer a Cristo sus dolores por el bien de la Iglesia, pidió que la Virgen fuese la ayuda y el consuelo de él y de todos los demás enfermos.
Los médicos que siguen la enfermedad del Papa han declarado que su vida está ya fuera de peligro, pero que la convalecencia durará sesenta días. Sin embargo, existe la certeza de que Juan Pablo II se trasladará dentro de poco al Vaticano, donde seguirá restableciéndose en la tranquilidad de los palacios apostólicos. Aproximadamente dentro de un mes, como han afirmado los médicos del Gemelli, deberá ser de nuevo hospitalizado para una segunda operación, en la que se le restituirán al Papa todas sus funciones intestinales formales.
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