María Romero muestra en Madrid su colección de obras "naïf"
Cuadros llenos de color que emanan placidez
En la madrileña galería Macarrón se inauguró el pasado día 14 de mayo una exposición de la pintora María Romero. En sus obras, de formato medio, prima el espíritu naïf, sobre todo en la concepción de las figuras y del paisaje, aunque el color, basado en cálidos amarillos y ocres, posea notas más pictóricas. María Romero, cuya pintura emana cierta placidez, reivindica, después de varios años de oficio, la dificultad técnica como sinónimo de pintura naïf.
María Romero reconoce: «Llevo varios años sin exponer en Madrid, concretamente desde 1973, y, aunque llevo pintando más de once años, mi gran temor ahora no es que critiquen mi obra, sino que noto cierto malestar del público hacia la pintura naïf. En efecto, se ha producido, por razones que no viene al caso señalar, una inflación en cuanto al número de pintores naïf, lo cual ha traído, como lógica consecuencia, que se deprecie artísticamente este estilo».«Creo», continúa María Romero, «que la gente no valora nuestra pintura, no tiene en cuenta el esfuerzo que nos cuesta llevar a cabo una obra». La posición, en este punto, de María Romero hace honor a su propia pintura, ya que difícilmente se puede valorar una producción artística por el esfuerzo técnico o psicológico. No obstante, las razono de María Romero ocultan una neta diferencia entre el pintor naïf que lo ex inexorablemente y aquel otro que adopta voluntariamente ese estilo. «Para mí», afirma, «ser naïf significa ser autodidacta, no tener estudios académicos. Y de ahí que a nosotros nos cueste más pintar».
Para más claridad en el tema se ejemplifica con la pintura de Isabel Villar, una de nuestras más reconocidas pintoras naïf. A esto, María Romero contesta: «Isabel Villar es una gran pintora, pero no se le puede considerar naïf, entre otras razones, porque sabe pintar».
Deficiencias técnicas características
De alguna manera, María Romero reclama la deficiencia técnica como parte esencial del artista naïf, y ante ello mantiene una actitud inflexible. «Pinto así porque no sé hacerlo de otra manera. Soy autodidacta y no me interesa aprender. Me gusta lo que hago y no busco dominio técnico alguno».
No obstante, y aunque en la construcción de las figuras se evidencia esa deficiencia técnica, en el color de sus obras hay, por así decir, una mayor articulación de los tonos. Finalmente comenta: «No pinto del natural, sino que los paisajes me los imagino; sólo las figuras las copio de las fotografias que yo misma hago. A mí me gusta el campo, los espacios abiertos, libres, y deseo que todo esto quede reflejado en la pintura».
Babelia
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