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La legalización de Solidaridad Rural, medida política de Varsovia para estimular la producción de alimentos

El tribunal del distrito de Varsovia registró ayer el sindicato independiente Solidaridad de campesinos privados polacos, lo que pone fin a una larga lucha por la legalización y abre para el Gobierno de Varsovia la esperanza de que los agricultores se sientan más «motivados» para producir alimentos. La ceremonia de legalización del sindicato independiente campesino siguió el ritual ya acostumbrado en estos casos en Polonia: misa en la catedral, sermón, procesión-manifestación hasta la sede del tribunal, con atuendos regionales, pancartas y el líder de los sindicatos campesinos, el joven de veintitrés años Jan Kulaj, a hombros de sus seguidores.

En el sermón de la catedral, el sacerdote Jan Zawiszowski, hijo de campesinos, habló de las «manos trabajadoras» de los agricultores privados, que tienen derecho a la propiedad de la tierra, porque el mismo Lenin dijo que la tierra es de los campesinos. El sacerdote criticó la política agraria seguida hasta ahora por el Gobierno, discriminatoria con los propietarios privados, según dijo.En Polonia, unas tres cuartas partes de la tierra están en manos de propietarios privados, con unidades productivas de escasa rentabilidad, que muchas veces sólo sirven para alimentar a la familia. El Estado aceptó la propiedad privada a la hora de repartir abonos y maquinaria, lo que agravó todavía más la falta de productividad de la agricultura polaca.

La larga lucha de los últimos meses por la legalización del sindicato independiente campesino se centró en el problema del reconocimiento de los pequeños propietarios como posibles sindicalistas. Esto no lo aceptaron las autoridades polacas, hasta que al final tuvieron que ceder ante la pujanza de un movimiento sindical campesino que hoy día afirma contar con dos millones y medio de militantes.

En sus pancartas, miles de campesinos decían: «Si el tribunal se opone a la legalización, tendrá mañana que dar de comer a Polonia». Otras pancartas decían: «Varsovia: sabemos que pasas días difíciles, pero si nos inscriben te ayudaremos», «El campesino es un poder y lo será siempre» y «Reina de la libertad, danos la fe en el pan de Polonia».

Ante el tribunal de Varsovia se acumuló una considerable muchedumbre, que escuchó los discursos sobre la alianza de obreros y campesinos. Después de hecha la inscripción, todos se dirigieron con las cruces que portaban hasta la tumba del soldado desconocido a depositar coronas de flores.

Las autoridades esperan que mejore el clima social y esto repercuta sobre la productividad agraria.

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