Todos buscan explicaciones a los graves incidentes raciales del domingo en Londres
Mientras vecinos, bomberos y empresas de demolición limpiaban ayer las calles del barrio londinense de Brixton, tras la violencia entre negros y policía que sacudió durante el fin de semana la capital británica, todo el mundo se preguntaba: ¿por qué ocurrió?
El domingo por la tarde, tras la visita del ministro británico del Interior, William Whitelaw, a la zona, volvieron a brotar los disturbios, aunque no llegaron a alcanzar los límites de violencia que la noche del sábado.
El domingo, más de cincuenta personas, entre ellas veintiséis policías, resultaron heridas, y Scotland Yard realizó 85 arrestos. El fin de semana de la batalla de Brixton se ha saldado con 250 heridos, entre ellos 149 policías, 199 detenciones y la destrucción de propiedades por valor de doscientos millones de pesetas. Whitelaw anunció ayer que establecerá una comisión independiente para investigar los acontecimientos, pero esta vez una comisión no bastará para que se deje de hablar del tema.
¿Se trató de una reacción espontánea de la comunidad negra de Brixton contra el hostigamiento de la policía o de una acción premeditada? Los cócteles molotov que hicieron explosión en la noche del sábado no cayeron del cielo. Los disturbios comenzaron el viernes, con un joven negro herido tras unas peleas. En la tarde del sábado, unos policías de paisano intentaron interrogar a un joven negro y registrar su taxi. Un grupo de jóvenes se acercó, comenzaron los altercados y, cuando la policía quiso arrestar a uno de ellos, se desató la violencia.
El número de policías llegó a alcanzar el millar, frente a un núcleo central de quinientos manifestantes, apoyados por otros muchos participantes. En la madrugada del domingo la situación se calmó, pero la violencia rebrotó al día siguiente. Ayer reinaba una cierta normalidad en Brixton, cuyas calles habían vuelto a ser abiertas al tráfico.
Brixton, un barrio conflictivo
El barrio de Brixton, al sur de Londres, con un mercado cuyo ambiente algunas guías turísticas describen como «carnavalesco», no es un barrio especialmente negro: un 29% de su población es negra o asiática; un 62%, blanca, y el resto está compuesto de chipriotas, chilenos o vietnamitas. La vivienda es deficiente, pero lo peor es el paro. Más de la mitad de los jóvenes negros entre dieciséis y diecinueve años, los protagonistas de los disturbios, se encuentran sin trabajo, aumentando así su sentimiento de discriminación racial.El comentario general es, trágicamente, que los disturbios se estaban esperando desde hace algún tiempo, especialmente tras similares acontecimientos en la ciudad de Bristol hace un año. La única duda era el cuándo.
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