A la sombra de los poderes fácticos

La tentativa del golpe de Estado del 23 de febrero no ha fracasado, es una opinión extendida en las conversaciones; aunque no por completo, algunos objetivos se han logrado. De hecho, se registra un retroceso en la paulatina liberalización del país y del régimen político que se había iniciado después de la muerte de Franco. Las medidas, que aparecen como signos del freno del proceso y parcialmente indicativas de un retorno al sistema anterior, algunas son de poca importancia, pero todas coinciden en su gravedad.Las declaraciones de impuestos no serán publicadas ni difundidas. Esto hay que situarlo en conexión con el hecho de que en España las clases altas, con bastante frecuencia, se sustraen a las garras del fisco. Los periódicos ejercen una autocensura, porque sus directores y los políticos saben que no puede herirse al cuerpo de oficiales del Ejército. La ley de Defensa de la Constitución ha sido aprobada en el Parlamento por todos los partidos, porque los líderes políticos están convencidos que se debe salvar la democracia.

La oposición en el Parlamento ya no existe. El Gobierno, apoyado por el Rey, que después del golpe habló en privado con los principales líderes, ha logrado convencer a los políticos de que sería más inteligente no ofrecer el espectáculo de sus disputas internas al Ejército.

, 9 de abril