Se suicida en Roma un hijo del ministro francés del Interior
La Fiscalía de la República de Roma abrió ayer una investigación sobre el sorprendente suicidio de Christian Enrico Bonnet, seminarista en Roma e hijo del actual ministro francés del Interior, Christian Bonnet, quien llegó en un avión militar a la capital italiana apenas fue informado.
El joven Bonnet, de veintinueve años, nacido en Rennes, iba a ser ordenado sacerdote dentro de tres meses. Sus superiores le encontraron ahorcado en su celda del Seminario Pontificio Francés de Roma, situado en pleno centro, en la calle de Santa Clara, a dos pasos del Panteón. No habiendo sido visto durante toda la mañana del martes, ni en misa, ni en el comedor, llamaron a la puerta de su habitación. Como no respondía, echaron abajo la puerta. Su cuerpo, muerto, estaba colgado con una cuerda atada a una viga del techo, caída la silla en la que se había empinado para consumar el trágico gesto. Sobre su mesa de trabajo, una nota escrita en francés con pocas líneas: «Que nadie se asombre. No es culpa de nadie. A veces en la vida se cometen errores».
En el seminario reina el más absoluto silencio sobre el caso. Allí se aseguraba que se trata de un hecho totalmente personal. Lo que más ha chocado es que el gesto lo haya realizado un joven que estaba a punto de ser ordenado sacerdote, que había estado en misiones, que tenía una vocación tardía y que pertenecía a un ambiente social donde tenía todas las puertas abiertas para cualquier otra actividad. No se trata, se comentaba ayer en Roma, del hijo del proletario que quizá ha podido llegar al sacerdocio como único expediente para estudiar o crearse una profesión. Se trata de una crisis interior muy profunda y repentina o, por lo menos, escondida cuidadosamente a sus superiores.
Su padre, el ministro del Interior francés, Christian Bonnet, ha sido uno de los ministros más duros de los últimos tiempos.
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