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La Confederación Católica de Padres denuncia el olvido de la familia por los políticos

Alrededor de 18.000 personas llenaron ayer los tendidos de la madrileña plaza de toros de Las Ventas y gran parte de sus gradas, convocados por la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos, «para recordar a todos los partidos políticos», en palabras de la secretaría general de la confederación, Carmen de Alvear, «que su deber es estar al servicio del pueblo y que los hemos elegido para que sirvan a la sociedad y no para que se sirvan de ella».

El acto, transmitido en directo por todas las emisoras de la cadena de Radio Popular, se inició con el estreno de La canción de la familia, interpretada por los mismos cantantes que la han grabado en un LP y una casete, que ayer se vendía en los alrededores de la plaza. Los asistentes tímidamente al principio, y con mayor fuerza después, corearon el pegadizo estribillo («Ven, ven, ven a cantar la canción de la familia»), que previamente había sido repetido una y otra vez por un espectacular servicio de megafonía, dentro y fuera de la plaza. Los organizadores temían que los asistentes pudieran desbordar el aforo de la plaza.Esta grabación acabará teniendo su importancia porque una de sus caras está toda ella dedicada al Papa, y la canción España canta al Papa será la que introduzca los actos multitudinarios que se celebrarán el próximo mes de octubre cuando Juan Pablo II visite España.

El locutor de Radio Popular que presentó a los diversos oradores no pudo evitar la referencia al inminente festival de la canción de Eurovisión: « ¡Qué pena que esta noche no podamos llevar esta canción al festival! ». Inevitablemente también el simil taurino: «Habrá que desear suerte a los espadas para que logren lidiar brillantemente todos los temas que hoy se van a tratar aquí, relacionados con la problemática familiar».

Y sus deseos se vieron cumplidos sobradamente porque los cuatro oradores que intervinieron alcanzaron desde los primeros lances el fervor de un público entregado por entero a la formulación de las peticiones, que todos ellos fueron desgranando entre aplausos entusiastas.

Las palmas echaban humo cuando la misma oradora fue citando a todas las provincias representadas en el acto, con sus pancartas, adhesiones y telegramas. «Pancartas», dijo, «en las que podéis leer frases. exigentes y alegres, con palabras duras». Todas estas pancartas hacían referencia a los dos objetivos fundamentales del acto, es decir, la exigencia de una ley de protección a la familia y de la urgente tramitación de la ley de Financiación de la Enseñanza Obligatoria, que el próximo miércoles, precisamente, comenzará a discutir la Comisión de Educación del Congreso. «Un hijo, cincuenta duros; más que ayuda son apuros», rezaba una de ellas, junto a las que recordaban el número de familias representadas: 25.000 de Zaragoza, otras 25.000 de Cartagena, 38.000 de Cádiz...

Cuando terminó de hablar Carmen de Alvear, el público del tendido del ocho se arrancó con el grito «Familia unida, jamás será vencida», que inmediatamente fue coreado por todos los asistentes, llevando la rítmica emoción guerrillera a los asombrados viandantes que cruzaban en esos imtantes por la calle de Alcalá.

Actitud no beligerante

A continuación habló Enrique de Alvear, vicepresidente de la confederación, quien advirtió sobre «el error político» que supondría que los partidos y el Gobierno, imaginaran que una reunión de padres de familia y padres de alumnos signifique una actitud beligerante. «Nuestra presencia en la calle», añadió, «no es desestabilizadora, sino todo lo contrario. Que nadie equivoque nuestros objetivos, que ningún partido político intente manipularnos».

María Teresa Gracia, presidente de la Federación de Asociaciones de Navarra, arrancó el más largo aplauso de la tarde cuando dijo que «durante los cinco años de la transición, pasamos de una esperanza ilusionada a la sensación de que los políticos sólo se acuerdan de los padres a la hora de pedirnos el voto». Se refirió la representante de Navarra a los problemas que aquejan a la familia: el paro y sus secuelas, la delincuencia, la droga, y «la pornografía que ha invadido la calle». No hubo frase que no se le aplaudiera, sobre todo cuando concluyó su intervención advirtiendo: «Lo grave que sería el hecho de que las próximas elecciones las ganara el voto en blanco».

Seguidamente, el presidente de la federación de Badajoz, Abelardo Ortega, se ocupó preferentemente de los temas relacionados con la enseñanza. Entre las peticiones de los padres en esta materia reiteró las tesis de ta Confederación Católica sobre la libertad de enseñanza: «Queremos pluralismo escolar», señaló el orador, «y que se respete el derecho a que nuestros hijos se eduquen de acuerdo con nuestras creencias, sin que esto suponga que tengamos que pagar por ello ni que seamos discriminados por esta causa». Entre constantes ovaciones, el representante extremeño pidió retribuciones adecuadas para los profesores y se lamentó de «la desesperación de aquellas familias de economías modestas que por querer educar a sus hijos de acuerdo con sus ideas tienen que pagar los costes cada vez más elevados de la enseñanza o se ven ogligados a renunciar a ella».

Finalmente, el presidente de la Confederación Católica leyó la declaración que se va a presentar al Rey, a los presidente del Gobierno, del Congreso y del Senado, en la que se resumen todas las peticiones formuladas por los anteriores oradores: trabajo para todos, ley de protección a la familia, reforma de la legislación fiscal, seguridad ciudadana, exigencia de responsabilidad a los medios de comunicación, derecho de todos a una educación libremente elegida, atención a los alumnos escolarizados en zonas rurales y suburbiales, mayor presupuesto para educación y una ley de Financiación que tenga como destinatario de la ayuda a la familia.

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