Descenso de los beneficios en explotaciones de secano
El descenso de la productividad de cada peseta invertida, tanto en abonos como en semillas, en las explotaciones de secano ha sido constante, y a veces vertiginoso, durante los últimos años, según revela un estudio detallado realizado por once agricultores de la comarca de Mota del Marqués, en la provincia de Valladolid. La recogida de datos abarca el período 1974-1980 (salvo la campaña 1975-1976, considerada nula porque apenas se pudo recolectar algo) y se refiere a los productos básicos de la zona: cebada caballar, cebada cervecera y trigo. Las explotaciones estudiadas, situadas en distintos municipios, son similares en cuanto a extensión (cien hectáreas), calidad de la tierra, forma de labrarla y maquinaria empleada (0,90 caballos de vapor por hectárea).«En el estudio obtenemos», señalaron los autores, «el margen neto, es decir, el margen obtenido por cada UTH (unidad de trabajo-hombre). No se incluyen ni el coste de la mano de obra propia, o sea, nuestro eventual salario, ni el interés del capital propio, lo que equivale a decir que, si introdujéramos estos factores, los beneficios serían escasos y a veces nulos. Lo que está demostrado es que la mayor parte de los años no ganamos con esta cantidad de secano ni el salario mínimo interprofesional».
La productividad media de los gastos totales (fijos más variables) fue, en el período citado, de 1,46 pesetas por peseta gastada en cada hectárea. «Se da la circunstancia», señalaron los agricultores, «que, en la campaña 1979-1980, considerada como cosecha récord, la productividad sólo fue de 1,58, o sea, ni en un año muy bueno obtuvimos un salario equiparable a otros sectores».
En 1978-1979, la productividad de cada peseta gastada fue de 0,46 pesetas, es decir, se perdió la mitad de lo invertido y eso sin contar salario propio e interés del capital.
El desfase mayor se da en el abonado. A medida que transcurrían los años la productividad de cada peseta gastada en abonos ha ido descendiendo fuertemente hasta darse el caso de que, en cebada cervecera, durante la campaña 1979-1980, año de la cosecha monstruo, no se alcanzó siquiera la media del período.
En el estudio se contempla también la evolución de los costes de un tractor de 75hp. En 1974-1975, costaba 360.000 pesetas, su depreciación anual era de 31.500 y para pagarlo hacían falta 46.754 kilos de cebada cervecera, 49.315 de trigo de caballar o 37.855 de trigo; en 1977-1978, el coste era ya de 1.100.000 pesetas, la depreciación había ascendido a 96.250 pesetas y para abonarlo había que vender 106.589 kilos de cebada cervecera, 107.108 de caballar o 76.778 de tr¡go.
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