Un bastión antisoviético

Tailandia, escenario ayer de un golpe de Estado, es el principal aliado de Estados Unidos en el sureste asiático. A causa de la presencia de tropas vietnamitas cerca de la frontera camboya no tailandesa, la seguridad y estabilidad de Tailandia constituyen una de las principales preocupaciones de los países occidentales.Tailandia desempeña además un destacado papel en la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), como auténtico contrapeso diplomático y político a la ampliación de la influencia soviética en la región.

La Administración norteamericana, que no ha reaccionado todavía ante los acontecimientos de ayer, declaró el mes pasado que la estabilidad de Tailandia era esencial para el sureste asiático y para la ASEAN. Un alto responsable del Departamento de Estado afirmó que la salvaguardia de la seguridad de Tailandia era esencial para los intereses norteamericanos en la región.

Estados Unidos no posee ya bases militares en Tailandia, pero sigue siendo el primer suministrador de ayuda extranjera, concretamente militar, al régimen de Bangkok. Washington y Bangkok están unidas por una serie de tratados firmados en 1954 en Manila.

El golpe de Estado que llevó al poder del general Sant Chitpatima no ha suscitado ninguna reacción de preocupación en las capitales asiáticas, que consideran al régimen de Bangkok como uno de los más sólidos baluartes contra la progresión de comunismo prosoviético.

Un portavoz oficial declaró en Pekín que China sigue «de cerca los acontecimientos» y recordó que su país ha garantizado siempre a Tailandia su apoyo activo, «en caso de que se produzca una agresión vietnamita» a partir del territorio camboyano.

La desacostumbrada celeridad con la que los medios de comunicación de la República Popular China dieron la noticia del golpe de Estado, pone de relieve el interés de Pekín por este asunto. Las autoridades chinas han mantenido buenas relaciones, tanto con el régimen de Prem Tinsulanonda, que en octubre de 1980 efectuó un desplazamiento oficial a Pekín, como con su antecesor, el general Kriangsak Shomanan. Nada permite suponer que estas buenas relaciones se vean alteradas por el nuevo cambio de régimen.

El primer ministro de Filipinas, Carlos Rdmulo, se declaró convencido de que el golpe de Estado no afectará la cohesión y solidaridad de la ASEAN, a la que Tailandia pertenece. .

En Indonesia, el vicepresidente Adam Malik opinó que era de esperar que el nuevo Gobierno tailandés siga buscando una solución del problema camboyano a través de las Naciones Unidas y no adopte ninguna postura, que pueda perjudicar a la ASEAN.