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Ramón Franco, Salvador Dalí y García Lorca, protagonistas de los premios Espejo de España

Presidido por José Manuel Lara, presidente de la Editorial Planeta, se ha celebrado, en el madrileño hotel Castellana, el acto de presentación de las dos obras ganadoras de los últimos premios Espejo de España: Mi vida con Ramón Franco, de Carmen Díaz y José Antonio Silva, y Lorca-Dalí, una amistad traicionada, de Antonina Rodrigo. El primer libro fue presentado por Ramón Garriga, y el segundo, por Mario Hernández.Hizo Ramón Garriga un encendido elogio del Premio Espejo de España 1981, Mi vida con Ramón Franco, documento indispensable para conocer a uno de los personajes «más turbulentos de la historia española contemporánea».

Se recordó que Ramón Franco, famoso por su vuelo en el avión Plus Ultra, emprende la senda republicana, se pasa al anarquismo y fracasa en el intento de derribar la monarquía en la sublevación de Cuatro Vientos. Exiliado en París, se radicaliza en sus posturas e insgresa en la masonería. Cuando se proclama la República, es nombrado director de Aviación.

Pero este hombre es un conspirador profesional. Fracasado hasta el ridículo en lo político, tras su unión con la extrema izquierda, gira hacia la derecha y marcha a Washington como agregado aéreo. Más tarde se incorpora a las fuerzas rebeldes de su hermano Francisco y halla la muerte en un accidente de aviación, en 1938.

La imagen que da José Antonio Silva de este aventurero es radicalmente negativa, tanto en lo humano como en lo profesional. Esto último puede abordarlo Silva con pertinencia, dado que es especialista en temas aeronáuticos y posee el título de piloto desde 1955. La viuda de Ramón Franco, Carmen Díaz, se encarga de desmenuzar el estrafalario aspecto íntimo del que fuera su esposo.

El profesor y poeta Mario Hernández, especialista en temas lorquianos, esbozó la trayectoria intelectual de Antonina Rodrigo, autora de la obra Lorca-Dalí, una amistad traicionada. Asimismo subrayó el enorme esfuerzo que supone haber recogido en el volumen una amplia y valiosa documentación.

Dentro de esta última destacan los consejos del pintor al poeta: «Hay que combatir con todo nuestro desprecio e ira, toda la poesía tradicional, desde Homero a Goethe, pasando por Góngora -la bestia más inmunda que ha parido madre- hasta llegar a las ruinosas deyecciones de nuestros poetillas de hoy ... ». Y Dalí, en la carta que fue tal vez la última que le escribiera a Lorca, insiste: «Hay que dejar las cositas libres de las ideas convencionales a que la inteligencia las ha querido someter. Entonces, esas cositas monas, ellas solas, obran de acuerdo con su real y consustancial manera de ser».

Lo que el libro no aborda, ni en la presentación fue evocado, es el alcance no sólo artístico, sino humano, que llegó a tener la amistad entre Lorca y Dalí. Y si traición hubo, como el título proclama, nada se sabe del traidor.

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