Luis Rosales lee sus poemas inéditos en una nueva sala cultural madrileña
La primera sesión celebrada en una nueva sala cultural madrileña, Puerta del Sol, tuvo el pasado sábado como protagonista al poeta Luis Rosales quien leyó la parte central de su poemario La carta entera, titulada Un rostro en cada ola. El presidente del aula, Jaén, y los codirectores de la misma, Ríos Ruiz y García López, realizaron las presentaciones. Un público numeroso siguió en directo y por video el desarrollo del recital.
De entrada, el poeta, Manuel Ríos Ruiz explica los proyectos: «Esta tertulia se va a celebrar todos los sábados. No sólo habrá recitales de poesía, sino también conferencias en torno a temas literarios y artísticos. Próximamente, intervendrán García Pavón, Quiñones, Montesinos, Martínez Ruiz y Antonio Hernández». No se sabe todavía cómo evolucionará la audiencia, pero la primera-sesión ha arrojado este balance. «Hemos superado todas las previsiones. Al no caber el personal en la sala, ha habido que utilizar, asimismo, otra adyacente. Entre el público abundaban los escritores y los estudiantes».Hizo Angel García López, igualmente poeta, una presentación emocionada de Rosales, al que calificó de su «único. maestro», tan esencial «para los ruiseñores aprendices», y descubridor de que la palabra titilación es «la más hermosa de nuestra lengua».
El académico Luis Rosales (Granada, 1910) leyó la parte central, Un rostro en cada ola, de un ambicioso libro en marcha, La carta entera: «Comprende mi llegada a Madrid, los recuerdos de aquella época y mi interpretación de la guerra».
La dicción de Rosales es amena y cordial. Y cuanto dice es la prolongación de su Autobiografia: «Como un náufrago metódico que contase las olas que faltan para morir, / y las contase, y las volviese a contar, para evitar errores, hasta la última, / hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le besa y le cubre la frente, / así he vivido yo una vagá prudencia de caballo de cartón en el baño, / sabiendo que jamás me he equivocado en nada, / sino en las cosas que yo más quería».
Su poesía actual entronca con las imágenes de La casa encendida: «Y siento la saliva clavándome alfileres en la boca». Pero la ondulación coloquial ha adquirido mayores dosis de ironía: «La influencia de las hormigas en la pronunciación de los ingleses». Innumerables versos se aproximan a la sentencia, a la greguería, al destello ingenioso: «parpadeo bucal de los peces», «para escribir hay que temblar despacio», «hay algo irreparable en la guerra civil de los sentidos», «el poema sólo debe escribirse con un hueso en Ia mano» o «un muerto nos da siempre la impresión de estar cumpliendo su palabra».
El poeta evocó sus años mozos con una gracia que arrancó a menudo la risa y los aplausos del público. Otro aspecto del recital sé centró en el frente de batalla, la toma de Alhama y el perfil hondamente humano de otro soldado amigo.
En la sala Puerta del Sol, inaugurada con esta lectura, se reencéndíá el fervor de aquellas viejas tertulias que provocaban llenos y entusiasmo, tanto en el Ateneo como en Cultura Hispánica. La presencia del poeta García Nieto entre los asistentes hacia más palpáble el recuerdo.
Babelia
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