Canciones de Castilla, León y Cantabría por la Coral Salvé, de Laredo

Introducir entre un recital Arrau y un programa Bach una presentación de la Coral Salvé, de Laredo, me parece acierto por parte de la Dirección de la Música, que patrocina y organiza los «Martes del Real». Acertado y saludable. De una parte, el público entra en contacto con el trabajo de estas agrupaciones locales, de tan gran utilidad artística y social; de otra, se contribuye a limpiar de excesivo esnobismo o marcada pedantería nuestro ambiente musical.José Luis Ocejo, músico y batallador por la música, ha buscado para su Coral Salvé, desde el día de su fundación, en 1975, rasgos definitorios. Y los encontró principalmente en su dedicación a lo popular-culto y en su entrega al repertorio de Cantalbria. Resultado de esa actitud, que ha valido a director y conjunto notables triunfos nacionales y extranjeros es, sin duda, el programa escuchado ahora en el Teatro Real, bajo el título de Canciones populares de España por compositores den nuestro siglo, desde el padre Otaño (1880) hasta Angel Barja (1939). Hay en la intención una línea de continuidad que varía en los resultados por las distintas personalidades y entornos de los diferentes autores.

Para Baria, autor de varia e interesante producción, lo popular significa «algo nacido de la tierra, de su espíritu, como la hierba, el árbol o la fuente». Lo que se tras luce en el gran respeto a los temas que armoniza y trata en sus Canciones de Castilla y León.

Dúo Vital, la gran personalidad de la música montañesa contemporánea, muerto en 1964, lo popular es, más bien, incitación que vivifica toda su obra. Pero en el tratamiento de las Canciones montañesas la actitud -como es lógico- se ciñe más al dato, luego que ha estudiado bien su identidad cántabra y las razones que la abonan. El mundo armónico del músico de Castro Urdiales es siempre interesante, refinado y de gran poder evocativo.

Patriarca de la canción montañesa vino a ser el vasco Nemesio Otaño, de tan larga residencia en la montaña, a la que sirvió desde el seminario de Comillas, y su Schola Cantorum. En La Montaña prolonga y enriquece los criterios de su maestro Pedrell a la hora de utilizar el material folklorístico.

"Música pejina"

Un laredano, Alfonso Ruiz Martínez, y dos vascos, Tomás Garbizu y Antón Larrauri, han tratado la denominada música pejina, un rico matiz dentro de lo popular cántabro, creado día a día al contacto de las gentes del pueblo con la tierra y el mar. Otejo ha he cho de la resurrección del repertorio pejino, cuya capital podemos establecer en Laredo, verdadera dedicación. Llega así a nosotros a través de las formas elementales y atractivas de Ruiz Martinez (1915-1979) o del distinto trabajo del músico de Lezo Tomás Garbizu -todo un instinto y un carácter- o del bilbaíno Antón Larrauri, que atempera-sus inquietudes vanguardistas al mandato de la tradición pejina sin dimitir por ello de rasgos intencionales que, llegado el momento, se tornan evidentes. Es el caso de sus preciosas Cantigas de Laredo. Largas ovaciones, flores, bises, reconocieron el trabajo de Ociejo y su coro laredano, así como el de sus solistas espléndidos en su naturaleza popular, Belén González, Alberto Santisteban, Eugenio Oruña, Consuelo Rentería, Juan Ganzo, Julia Castillo y Agustín Ruiz.