_
_
_
_
_

Recelo entre empresarios y sindicatos ante la reunión convocada para mañana, viernes, por Calvo Sotelo

La convocatoria cursada por el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, a la patronal CEOE y a las dos primeras fuerzas obreras del país, CC OO y UGT, para mantener una reunión mañana, viernes, en la Moncloa es interpretada en los medios convocados como una intento del jefe del Ejecutivo para asumir la iniciativa en la negociación a tres bandas (Gobierno, empresarios y sindicatos) que anunciara el propio Calvo Sotelo en su discurso de investidura. No obstante, y al margen de esta primera valoración, Ia CEOE ha estado a punto de rechazar la invitación por no estar de acuerdo con la forma adoptada para iniciar las negociaciones que, en principio, y a tenor de lo anunciado por Calvo Sotelo en el Parlamento, deberían limitarse a la búsqueda de medidas para combatir el paro o, al menos, paliar sus efectos.

El desacuerdo de la patronal, resuelto a última hora por la decisión adoptada por su comisión ejecutiva de acudir a la cita representada por su presidente, Carlos Ferrer Salat, «a ver qué ocurre», se centra en la forma de plantear «el inicio de lo que no se sabe bien de qué se trata y cuál es su objetivo ».Es decir, la patronal, a la que precisamente no se la puede acusar de falta de pragmatismo y precipitaciones negociadoras,- se muestra recelosa en «la constitución de una mesa de negociación cuyo objetivo se desconoce ».

La postura de la patronal inicialmente es, pues, de cautelosa y protocolaria respuesta a la convocatoria presidencial. No obstante, al margen de declaraciones públicas, parece claro que el interés del empresariado, que viene cosechando excelentes resultados a través de su política de concertación social a dos con la central socialista, consiste en ahondar en la negociación con UGT, perfeccionando el acuerdo-marco interconfederal.

Desde este planteamiento, los intereses patronales se muestran contrarios a lo que se entiende como una segunda versión de los pactos de la Moncloa, «aunque hoy los partidos y sindicatos de izquierda ya hayan perdido el pudor a calificarlo como pacto social». En este sentido, y sin que constituya la versión oficial de la CEOE, su secretario general, José María Cuevas, apuntaba días pasados a la necesidad de una previa concertación bilateral entre patronal y UGT, «hasta agotar el soporte de la política de concertación que ha supuesto el pacto CEOE-UGT».

Y aún más definida es la sugerencia, tampoco susceptible de ser considerada posición oficial de la patronal, de que un pacto social o nueva versión de los pactos de la Moncloa primaría fundamentalmente a los comunistas y perjudicaría a los socialistas, que quedarían emparedados por la política de tenaza que practicaría la propia patronal y el Gobierno, de una parte, y el PCE, de otra.

En esta misma línea, se advierte a los socialistas de la desventaja que supondría para ellos el establecimiento de esta política de concertación abierta a otras fuerzas, por cuanto las contrapartidas obtenidas en la *negociación serían compartidas también por otras fuerzas sociales. En este punto hay que señalar que, desde el primer pacto establecido entre U GT y CEOE, la central socialista ha adquirido un protagonismo ascendente que le está suponiendo su definitiva consolidación como la futura primera central.

"La típica reunión para la foto"

El otro gran protagonista de la convocatoria, la parte: obrera, muestra un importante recelo, en línea con lo sugerido por la patronal. En concreto, la central socialista, que se ha venido acomodando al pacto bilateral con la patronal, considera que la reunión de mañana es «la típica reunión montada para hacernos la foto y salir en los periódicos». Según este sindicato, la. reunión no tiene el carácter de inicio de negociaciones, pues nadie sabe lo que se va a plantear en la misma.

Para la central socialista, antes de que el Gobierno participe en las reuniones sería preciso agotar un período de consultas bilaterales. «Con la CEOE, nosotros tenemos constituida una comisión de trabajo en cuyo seno podríamos desbrozar el camino para llegar ante una mesa más amplia de negociación, con un objetivo claro y decidido ».

También fuera de las declaraciones oficiales, en medios sindicales se considera que la situación política creada en el país a raíz del fallido golpe de Estado del pasado día 23 puede dar lugar a la paradoja de que, mientras la izquierda esté en condiciones de ofrecer la negociación de un pacto social, sea la derecha quien rechace esta posibilidad.

Esta grave conjetura se basa, según los citados medios, en la predisposición de la izquierda a asumir un cierto papel de oposición tutelada y consentida, como lo ha puesto de manifiesto el silencio que ha seguido a la «grave injerencia que supuso la declaración pública de la CEOE en contra de un Gobierno de coalición». En este sentido, los mismos medios aseguran que la declaración de Ferrer Salat fue solicitada por el propio Calvo Sotelo, quien habría considerado necesario este apoyo patronal para rechazar la oferta socialista de formar un Gobierno de coalición.

La conclusión, pues, de los referidos medios es que en una situación de chantaje por parte de la fuerza, consecuencia primera del fallido golpe de Estado, la derecha no necesita el pacto social para sacar adelante una política económica afín a sus intereses.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_