Pedro Oñate: "Soy un profesional de la educación sin etiqueta política"
«No quiero hacer promesas y luego tener que esconderme. Soy un profesional de la educación, sin etiqueta política, ni prejuicios ideológicos de ningún tipo y quiero desarrollar una gestión de participación con los pies puestos en el suelo», ha declarado a EL PAIS el nuevo delegado provincial de Educación, Pedro Oñate, catedrático de Sicología y Sociología de la Educación, que tomó posesión de su cargo el pasado sábado.
Pedro Oñate procede del campo de la enseñanza. En 1963 era profesor no numerario de instituto y dos años después se convirtió en catedrático de instituto. Nacido en San Sebastián hace 43 años, está casado y tiene tres hijos. Este es el primer cargo público que desempeña.Una de las características de la gestión de su antecesor en el cargo fue la falta casi total de relaciones con el Ayuntamiento madrileño y, consecuentemente, la ausencia de una planificación conjunta de soluciones para los problemas educativos de Madrid. Pedro Oñate asegura que las relaciones entre él y los representantes municipales van a ser intensivas. «Mañana mismo (por hoy, jueves) tengo previsto reunirme con el concejal y el delegado (le Educación del Ayuntamiento. Ante todo, yo soy un profesional de la Educación y no traigo prejuicios ideológicos de ninguna clase, porque me planteo este trabajo como un servicio público. Creo que el Ayuntamiento tiene el mismo criterio y por ello no hay motivos para pensar que vaya a producirse un enfrentamiento entre la Administración central y el municipio, porque parece que a todos nos interesa que haya una buena administración».
Participación institucional
Pedro Oñate explica que antes de concretar la programación de su delegación es fundamental que los representantes institucionales participen en los proyectos.«Teníamos una estructura, heredada, que no se adaptaba a la situación actual, porque la participación social se contempla en la Constitución y hay que crear los instrumentos para que sea un hecho. Sé que hay quien piensa que la participación puede ser entorpecedora, pero yo creo que es fecunda y constructiva. Por eso estoy dispuesto a que el Ayuntamiento, que es una institución representativa, sea muy tenido en cuenta en la planificación, tanto de las inversiones como de los edificios escolares que podamos construir».
La representación de otros estamentos (vecinos, profesores o padres de alumnos) no la ve al mismo nivel que la de los organismos municipales. «Siempre se les prestará atención y se oirán sus peticiones, pero, lógicamente, no pueden tener el mismo peso que los representantes institucionales».
Los retrasos de las construcciones escolares y las protestas que con toda seguridad surgirán en septiembre, cuando el curso comience, constituyen casi el primer trabajo de toma de contacto del nuevo delegado provincial de Educación.
«Muchas de las obras tendrían que haber empezado el día 1 de enero y en marzo todavía no tenemos los solares adecuados. No es que los ayuntamientos pongan problemas, pero es que ellos tampoco pueden resolverlos con la rapidez que requiere el caso y en estos momentos hay graves problemas con colegios de Alcalá de Henares, Alcorcón, Coslada, Alcobendas, Arganda, Leganés, Parla y Madrid. En todos estos casos, nosotros lo tenemos todo listo para empezar a construir, pero los solares no son los adecuados. En el caso de Madrid, concretamente, tenemos que reconstruir el Colegio Nacional República del Salvador. El Ayuntamiento tiene la obligación de dejarnos el solar preparado, pero demolieron el edificio y nos lo dejaron con los cirnientos y la casa del guarda. Ahora dicen que estará listo a finales de mes. Si es así, inmediatamente después empezaremos a construir».
36.000 nuevas plazas
Pedro Oñate asegura que para el próximo mes de septiembre la previsión es de que entren en funcionamiento 36.000 plazas escolares (nuevas y de sustitución) en Madrid y provincia, producto de distintos planes de actuación Sin embargo, advierte que el problema de los solares es rnás grave de lo que parece, y ya ha citado a los alcaldes de las localidades afectadas para que aceleren la adecuación de los terrenos.«Tampoco se pide nada especial. Solamente que el suelo sea sensiblemente llano y tenga ser vicios de agua, luz y alcantarillado. Luego aparecen con un solar sobre el que hay un cable de alta tensión o dificultades semejantes e inevitablemente surgen los aplazamientos y los retrasos escolares».
Utilización total de los colegios
Uno de los temas que el anterior delegado dejó sin solucionar fue la petición hecha, tanto por el Ayuntamiento de Madrid como por los de los pueblos de la provincia, respecto a la utilización de las instalaciones escolares para actos socioculturales fuera de las horas lectivas. Pedro Oñate asegura tajante que el plantear reticencias a un proyecto de esta clase es oponerse a la marcha de los tiempos e ignorar la crisis económica. «Yo tengo muy claro que no ir hacia un proyecto de ese tipo es un derroche, porque los centros escolares deben estar abiertos a la máxima utilización. Sin embargo, me preocupa encontrar el modo de conseguir la máxima rentabilidad, sin que el personal docente pase a tener mayores responsabilidades. Creo que se puede organizar un sistema por el que las asociaciones de padres de alumnos (APAS), los Ayuntamientos y la dirección del centro se repartan las responsabilidades».«En este asunto», prosigue, «me preocupa el que una inversión pública, como es la construcción de un colegio, no tenga la mayor rentabilidad posible; más cuando hay una importante crisis económica y los fondos son limitados. De todas formas, el uso de los colegios debe limitarse estrictamente a la realización de actos socioculturales, nunca partidistas o de carácter político, porque para eso los partidos tienen sus propios locales».
Pedro Oñate manifiesta su deseo de que las manifestaciones y pancartas no se produzcan frente a su delegación, «porque voy a actuar con honestidad, sin engañar a nadie ni haciendo crear falsas ilusiones. Cuando no se pueda hacer una cosa determinada, lo diré sin más preámbulo. No quiero hacer promesas y luego tener que esconderme».
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