Jack la Motta, boxeador salvado de la ruina gracias al cine

Jack la Motta, sesenta años, púgil italoamericano ex campeón de los pesos medios, ya no tiene aspecto de «toro furioso», sino más bien de tranquilo y risueño jubilado.Jack la Motta, representado por el actor Robert de Niro, es el protagonista de la última película del norteamericano Martin Scorsese, Raging bull (Toro furioso), filme candidato a varios oscars.

Ha venido a Italia a presentar su autobiografía, publicada hace diez años en Estados Unidos, y confiesa que, gracias al éxito del filme, ahora puede vivir de la publicidad y de espectáculos televisivos.

También confiesa que su labor de asesor a Scorsese y Robert de Niro le ha salvado de la ruina, porque yo en mis tiempos llegué a ganar dos millones de dólares, pero ya no me quedaban más que unos pocos escondidos en un zapato viejo».

«Con Robert de Niro», dice, «he trabajado un año en el ring para convertirlo en boxeador. Yo le decía: «Pega fuerte, muchacho, más fuerte». Y él pegaba, ya lo creo que pegaba. Me rompió cuatro dientes y me dejó temblando una costilla. Ahora mismo podría ser un discreto profesional».

Jack la Motta habla con admiración del actor norteamericano. «Cuando lo vi en la pantalla, me vi a mí mismo».

Hijo de italianos, nació y creció en el Bronx neoyorquino y, según cuenta, sólo se le presentaban dos opciones de futuro: hacerse gangster o hacerse boxeador. Para entonces ya había pasado por un reformatorio y como ladrón reconoce que no valía gran cosa. Fue su padre quien le dio la idea un día que llegó a casa llorando porque alguien le había pegado: «Hijo de p... No escapes nunca de nadie. Pega con tus puños, pega el primero y pega fuerte». Así, dicen los cronistas, se convirtió en el Toro furioso.

«Esta frase», cuenta él, «se me quedó grabada. Fue la única enseñanza que recibí de mi padre».