La CEE limitará sus existencias de petróleo a 90 días

Los diez países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) limitarán sus existencias de petróleo a noventa días y sacarán al mercado todo lo que supere esa cantidad. Así lo confirmaron ayer los ministros de Energía comunitarios, reunidos en Bruselas. Según los estudios realizados por la comisión europea, la situación del mercado petrolero se ha regularizado, y los diez han conseguido, en el último trimestre de 1980, reducir su propio consumo en un 12,8 %en relación con igual período de 1979.Los diez no echan las campanas al vuelo porque saben que esa reducción ha sido también posible gracias a la bondad del invierno, que no ha alcanzado las temperaturas extremadamente bajas del año anterior. Sin embargo, los expertos de la CEE estiman que la política de ahorró energético comienza a dar resultados positivos, al margen de circunstancias más o menos beneficiosas.

Los ministros comunitarios se congratularon también de que la guerra entre Irán e Irak haya remitido y de que ambos países hayan reiniciado sus envíos de petróleo crudo a Occidente.

El consejo examinó también un informe elaborado por el comisario Etienne Davignon sobre la energía nuclear, aunque no adoptó ninguna decisión al respecto.

Según Davignon, la falta de centrales nucleares suficientes cuesta a la Europa comunitaria 1,3 millones de toneladas de petróleo anuales. El comisario belga reconoce, sin embargo, que aun en el mejor de los casos no es posible prescindir del petróleo y reconoce las dificultades que plantea la energía nuclear.

El informe del comisario europeo señala que tres países, Holanda, Irlanda e Italia, no siguen a sus socios en la política de desarrollo de la energía nuclear, «lo que les puede causar serios problemas en el futuro inmediato».

Los diez volverán a reunirse dentro de diez meses para estudiar más en profundidad el problema de la energía nuclear. En la cartera tienen también el problema que plantea la construcción de centrales nucleares en las proximidades de las fronteras. Francia, por ejemplo, es una entusiasta de ese tipo de localización y levanta dos a escasos kilómetros de Bélgica y de Luxemburgo, con el consiguiente malestar de las poblaciones afectadas.