Antonio Suárez: "En mis cuadros recientes se impone el sentimiento del paisaje"

Ayer tarde se inauguró, en la madrileña galería Juana Mordó, una muestra pictórica de Antonio Suárez (Gijón, 1923), artista que perteneciera al grupo El Paso. Este pintor asturiano no exponía individualmente en Madrid desde 1976. Y ahora lo ha hecho con una serie de óleos donde tanto por los colores como por la temática paisajística se evidencia un cambio notable en la trayectoria del conocido creador.

Hay pintores obsesionados por el montaje de sus obras en las paredes de las galerías, que se queman los ojos buscándoles casi un punto final y la secreta órbita de las luces. Antonio Suárez, por el contrario, se desprende con prisa de sus cuadros, huye de nuevo hacia su estudio y reaparece solamente cuando ya todo está colgado.Entonces mira con sorpresa las imágenes que crearon sus manos: «Al término nunca sé qué pensar del resultado. Lo que sí puedo asegurar es que me he divertido mucho mientras pintaba estos cuadros. Hay gente que sufre cuando pinta. Yo nunca he tenido ese problema, pues gozo sin cesar durante el trabajo. Es como si todo lo que he visto me entrase nuevamente por los ojos y sintiera necesidad de amasarlo con las manos. Luego, al observar yo mismo lo que he hecho, tiendo a quedarme mudo y perplejo. Sólo abandono esa perplejidad cuando me sumerjo en una nueva obra».

Antonio Suárez no se siente preso de su primer destino: «Por supuesto, soy hijo de mi propia y larga práctica de pintor, al tiempo que deudor de mis primeros año de pintura sumamente informal; mas nada de eso me impide una expresión renovadora y libre. Ahora, por ejemplo, he sentido la necesidad de hacer paisajes y, por consiguiente, no he titubeado en emplear un vocabulario nuevo incluso con sus briznas de ingenuidad».

No quiere ligaduras: « Es cierto que, dado que se me considera como un pintor totalmente abstracto, estos paisajes supone un riesgo. Yo lo asumo. No sólo por valentía, sino porque me encuentro todavía con ganas de seguir contando cosas nuevas. Si yo me parodiara, tal vez obtendría una aceptación pública sin trabas; pero dudo, de todas formas, de esa facilidad. En definitiva, no veo cómo algo que a mí me aburriría sería capaz de resultarle gratificante al espectador. Prefiero dar rienda suelta a mis impulsos».

Selección

Tales impulsos, durante los dos últimos años, se han convertido en temas paisajísticos, con manchas atrevidas de color. Los que se exhiben en esta muestra son tan sólo una selección. Otros irán, en fecha próxima, a Oviedo y México: «Me interesa, sin duda, enfrentar una obra desconocida a ámbitos diferentes. Un juicio aislado nunca es demasiado ejemplar».Hace seis años que Antonio Suárez no presentaba una muestra individual en Madrid: «Eso se debe a que yo pienso que exponer significa algo más que un resignado rito cíclico. Tiene que haber algún motivo importante. Lo que me parece absurdo es enseñar lo mismo año tras año. Para eso sirven las colectivas, que actúan como recordatorio y que ofrecen el atractivo de reunir a artistas no necesariamente sujetos a un común parentesco. Pero una exposición individual ha de alzarse sobre algún fundamento».

Como paisaje venidero, Suárez evoca una antológica: «Primero se verá en Oviedo y luego vendrá a Madrid. Una retrospectiva es siempre interesante, sobre todo para la gente de mi generación. En España se conoce muy mal lo que hacíamos en los años sesenta, cuando nuestras obras no permanecían aquí, sino que viajaban de país en país».