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El 26º Congreso del PCUS

Breznev reafirmó el apoyo a una "Polonia socialista"

« ¡No abandonaremos en la desdicha ni permitiremos que se ofenda a la Polonia socialista, a la Polonia hermana! ». Así, entre signos de admiración, resumía ayer Leónidas Breznev el análisis del comité central sobre el tema polaco.«Allí donde a la actividad subversiva del imperialismo se añaden los fallos y errores en política interior, surge el terreno para la activación de los elementos hostiles al socialismo», había dicho antes el jefe del Estado soviético. «Así ha sucedido en la Polonia hermana, donde los adversarios del socialismo, con el apoyo de las fuerzas exteriores y provocando la anarquía, pretenden imprimir un viraje contrarrevolucionario al desarrollo de los acontecimientos ».

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Breznev ha insistido en la tesis oficial soviética -ya reiterada muchas veces en la Prensa moscovita- de acusar a Occidente de intervenir en este problema con «todo un sistema de medios calculados para socavar y erosionar el mundo socialista».

Estos comentarios sobre Polonia -que ocupan casi tres folios del total de 150 que tiene el informe Breznev- se hacían dentro del capítulo dedicado a «la colaboración de los países socialistas». En este apartado se ofrecía el balance de los logros del Consejo de Asistencia Económica Mutua (Comecon).

A pesar de las tintas un tanto dramáticas con las que se describía en el informe la situación polaca, Breznev dejaba una puerta abierta a la esperanza con la nueva situación creada por el relevo en la jefatura del Gobierno de Varsovia: «Ahora», decía el informe del comité central, «los camaradas polacos trabajan para superar la situación crítica. Aspiran a elevar la capacidad combativa del partido, robustecer los vínculos con la clase obrera y con todos los trabajadores, y trazan un programa concreto para sanear la economía polaca».

Refiriéndose a China, Breznev hablaba también con dureza, pero el discurso transpiraba los deseos de acercamiento que se detectan en Moscú desde que Pekín inició la liquidación de la revolución cultural. «Los propios dirigentes actuales de China llaman al régimen establecido en su país durante el período de la denominada revolución cultural cruelísima dictadura feudal-fascista. Nosotros no tenemos nada que añadir a este calificativo».

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