Preocupación e indignación entre los obispos por el golpe de Estado
Mientras los obispos realizaban la votación de tanteo para aunar criterios sobre los candidatos a la presidencia de la Conferencia Episcopal, que se decidirá mañana, les llegó la noticia de la ocupación, a mano armada, del Parlamento. El alto organismo de la Iglesia española acabó su reunión a las ocho de la tarde, minutos después de que la radio desmintiera la noticia de que en Valencia se había decretado el estado de excepción. El cardenal Tarancón, valenciano, respiró hondo, mientras que Miguel Roca, arzobispo de Valencia, comentaba «es una buena noticia». «Lo que más me duele», comentaba un joven obispo, «es que con cosas así nos tomen por una república centroamericana». La preocupación era visible en todos, y en algunos, la indignación. A la Casa de Ejercicios llegaban familiares y amigos de los obispos, con la angustía inscrita en los ojos. Pero los obispos, cuyas informaciones sobre la situación era la que ofrecía la radio, no han decidido hacer ningún comunicado.