Rafael Alberti recuerda su amistad con Juan Ramón Jiménez
Rafael Alberti pronunció anteayer una conferencia-recital titulada De mi amistad con Juan Ramón Jiménez y su poesía, en un acto organizado por la Asociación de Escritores y Artistas, y al que asistieron poetas, escritores y personalidades de la cultura española, entre un numeroso público que llenó el auditorio del Círculo de Bellas Artes de Madrid.Alberti se mostró emocionado por las personalidades que le acompañaron en el acto: Dámaso Alonso, «que ha influido mucho en mi cultura y formación»; Leopoldo de Luis, «a quien traté durante la guerra», y también Joaquín Manrique de Lara y Guillermo Díaz-Plaja, que, junto con el presidente del Círculo de Escritores, estaban en la presidencia.
El poeta recordó los días en que conoció a Juan Ramón, en 1924. «Tenía yo entonces veintidós años, y qué extraña mezcla de confusión y miedo me produjo su presencia, desde su perfil de árabe andaluz», comentó Alberti, evocando luego esos años buenos en que despertaba una gran admiración por los más jóvenes poetas, entre los que estaba toda la generación del 27, y cuando él mismo acudía a mostrarle sus estrofas frescas de Marinero en tierra.
Después se le iría agudizando la sensibilidad al poeta de Moguer, y Alberti no eludió humorísticas anécdotas de sus injusticias hacia los que Juan Ramón consideraba ya sus discípulos: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, García Lorca, Bergamín, y más tarde, Altolaguirre, Prados, Cernuda, Aleixandre... «Todos íbamos quedando señalados por él en el cielo poético de España», dijo Alberti.
A Bergamín lo atacó por una serie de artículos en los que no le mencionaba; con Federico se disgustó a causa de un poema en el que había demasiadas exclamaciones de ¡ay!; de Benjamín Palencia diría que era como un aldeano y no sabía hablar bien, «y así», dijo Alberti, «iba hablando mal de todos nosotros. Conmigo se enfadaría también cuando di una conferencia divertida y leí un poema suyo, que me parecía muy cursi, que decía: "Con camisa pareces un jazmín haciendo saltar en risas al público más joven presente».
Pero Alberti recordó con cariño esas «divertidas ocurrencias juanramonianas», explicando que él adoraba a Juan Ramón.
Babelia
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