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La investigación debe quedar bajo el patrocinio de la Corona, según Severo Ochoa

Dos importantes personalidades del mundo científico español acaban de exponer públicamente sus opiniones respecto al futuro de la investigación, en general, y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en particular. Severo Ochoa, actual director del Instituto de Biología Molecular, y Alejandro Nieto, presidente del CSIC, han expresado, de forma divergente, cuál es para ellos el modelo futuro que requiere la investigación pura en nuestro país. Ambos coinciden, no obstante, en la crítica prácticamente global de lo que es y lo que hace actualmente el CSIC.

«El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) debe quedar bajo el patrocinio directo de la Corona y debe contar con autonomía propia y total independencia del poder político, bajo la dirección de un patronato constituido por los científicos más prestigiosos del país», afirmó Severo Ochoa en el discurso que pronunció durante la «cena del éxito » ofrecida por la agencia Efe a numerosas personalidades de la vida científica, cultural y política de España.Severo Ochoa señaló igualmente que la situación de la ciencia en España es muy delicada y «casi está en pañales», lo que requiere una comprensión extraordinaria por parte del Gobierno, de los políticos y de toda la sociedad.

Para el doctor Ochoa, que obtuvo el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en el año 1959, «el CSIC no estaba ligado al régimen anterior, sino que surgió a partir de un modelo anterior, la Junta de Ampliación de Estudios, que presidía el más grande científico español de todos los tiempos, Santiago Ramón y Cajal». Para Severo Ochoa, el CSIC, colocado bajo la Corona, debiera ser regido por un patronato constituido por un 80% de científicos prestigiosos, de los cuales, a su vez, un 80% deberían ser científicos activos en el campo de las ciencias naturales; el presidente del patronato debiera ser un biólogo de reconocido prestigio. Estas sugerencias fueron razonadas en función de la necesidad de promoción de las ciencias naturales en España, muy especialmente la biología y las ciencias biomédicas, que ocupan en los países avanzados el 80% de la investigación de todas las ciencias naturales.

El patronato ideado por Severo Ochoa «debería reorganizar a fondo el CSIC, jubilando a todo el personal científico, técnico o administrativo que se ha convertido en lastre, y contratando a nuevas personas por tiempo determinado ».

Santiago Grisolía, Antonio Buero Vallejo, Pedro Laín Entralgo, Benigno Lorenzo Velázquez, Alfonso García Valdecasas, Emilio García Gómez, Juan Antonio Vallejo Nájera y Alberto Sols intervinieron a continuación elogiando la labor profesional de Severo Ochoa y sumándose a su propuesta, solicitando que fuese elevada al Gobierno y al Rey.

El CSIC en la actualidad

Coinciden estas manifestaciones de Severo Ochoa con las declaraciones del presidente actual del CSIC, Alejandro Nieto, que publica el Boletín de Información del Consejo en el número extraordinario de fin de año, que acaba de aparecer, y en las que afirma que «nuestros investigadores están exasperados, y se aprecia una creciente efervescencia de malestar, a punto ya del estallido o, lo que es peor, del abandono».El profesor Nieto expresa igualmente que, a su entender, el Ministerio de Universidades e Investigación está haciendo lo posible y lo imposible para remediar la situación, ya que, de no ser así, su permanencia a la cabeza del CSIC sería incongruente. Alejandro Nieto prosigue explicando que su denuncia va dirigida de forma preferente al Gobierno y al Parlamento, para que tomen conciencia de la gravedad del problema y se percaten de la ligereza de las acusaciones que se le dirigen a la comunidad científica española.

Las soluciones para la situación actual son, para el presidente del CSIC, las siguientes: aumentar las consignaciones presupuestarias destinadas a la investigación, fijar prioridades concretas y financiar preferentemente los proyectos orientados hacia esas prioridades; optimizar, por parte del CSIC, los recursos materiales y humanos, mediante una coordinación entre los diversos institutos y centros externos, y, por último, administrar las subvenciones recibidas con arreglo a los criterios de eficacia en la realización de los proyectos.

Asimismo, el profesor Nieto recuerda que la financiación de ciertos programas concretos no exime ni al Parlamento ni al Gobierno de la financiación de un mantenimiento, quizá reducido, pero siempre eficaz, de los centros existentes, y que la concesión de subvenciones e incluso la propia existencia de un instituto de investigación podrían estar condicionados al establecimiento de determinados mínimos de rendimiento de la organización.

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