"No vetaremos a ningún empresario"
Manifestaciones del presidente de la Diputación
Una vez terminado el pleno, el presidente de la Diputación, José María Rodríguez Colorado, se muestra muy satisfecho de la medida adoptada y manifiesta que el objetivo inmediato es conseguir una mejor fiesta de toros en Madrid, como consecuencia de la mecánica del concurso para adjudicar Las Ventas. «En él no habrá vetos de ningún tipo», añade, «Y podrán participar todos los empresarios que lo deseen, con las únicas limitaciones que marca el pliego y, por supuesto, la ley».Pregunta. Hay, sin embargo, quienes dicen temer que la plaza caiga en manos de algún monopolio o de algún taurino insolvente.
Respuesta. En el pliego se señalan con claridad las condiciones de los licitadores, lo que excluye, de forma absoluta, la adjudicación a cualquier insolvente. En el otro sentido estoy de acuerdo en que no es deseable que la Diputación favorezca situaciones de monopolio, pero no ejerceremos el veto simplemente porque un empresario administre al tiempo varias plazas. La idea es adjudicar Las Ventas a quien, ofreciendo todas las garantías de seriedad y solvencia exigibles, presente la mejor oferta.
P. El empresario que acaba de cesar acusó reiteradamente a la Diputación de que se le rescindía el contrato por razones arbitrarias, y dice que todo empezó cuando cedió gratuitamente el coso para un homenaje a la Guardia Civil.
R. Este es un disparate que califica por sí solo a quien lo propala. La Diputación autorizó, en su día, sin ninguna reserva, dicha cesión.
Lo que ha hecho el consejero de legado de Taurina Hispalenses inventar una patraña a la que vamos a responder como merece -posiblemente por la vía judicial-, pues no puedo tolerar que se insulte tan gravemente a los, diputados y a la Corporación como sistemáticamente ha venido haciendo este individuo. La única verdad es que se le rescinde el contra o por numerosos incumplimientos, de todos los cuales doy la máxima importancia a aquellos que afectan a los espectadores, como son la indebida subida del precio de las localidades y los que se refieren al reglamento taurino.
P. ¿Taurina Hispalense ha intentado pactar con la Diputación?
R. Días atrás vino a vernos un intermediario para negociar; la renuncia voluntaria a seguir con la plaza a cambio de determinadas condiciones, que no he admitido. Entiendo que nos asiste toda la razón en este caso y no teníamos por qué aceptar condiciones de ningún tipo. Cuando llegué a la Diputación -hace poco más de un mes, como usted sabe me encontré con la propuesta de rescisión y demoré intencionadamente los trámites para estudiar la cuestión a fondo y proceder con la máxima legalidad. Recabé los asesoramientos necesarios, incluido el dictamen de un catedrático administrativo, que es toda una autoridad en la materia.
P. La plaza sale ahora a concurso con un canon sensible mente inferior al que ha regido los dos últimos años.
R. Este es un esfuerzo que la Diputación hace en consideración a que Las Ventas es un servicio público y tiene como beneficiario al pueblo de Madrid. Un canon muy alto, rayano en lo disparatado, tiene la contrapartida de que perjudica la organización de los espectáculos, en orden a su número y calidad, y, por tanto, a los espectadores. Es, por tanto, un precio demasiado alto, que no nos podemos permitir si queremos desarrollar debidamente la mencionada función de servicio público. En este sentido ha sido preparado el pliego de condiciones: conseguir, con el esfuerzo de la Diputación, que renuncia a parte de un sustancioso canon, una oferta empresarial interesante, con la que se promocione la fiesta.
P. ¿Tiene usted la conciencia tranquila después de la rescisión?
R. Muy tranquila. Opino que hemos procedido de la única forma que cabía hacer. Tenga en cuenta que, con independencia de los in cumplimientos, nos encontrábamos ante una empresa descapitalizada -no había hecho la adecua ción contable que se le exigió en su día- y siempre existía el riesgo de que, en cualquier momento, pudiera declararse en quiebra o ir a la suspensión de pagos. En plena temporada 1981 podía presentarse el problema, sin solución posible para la normal continuidad del es pectáculo. Y luego está el comportamiento del consejero delegado de la sociedad, cuya actitud difamatoria frente a los diputados, absolutamente intolegable, hacía imposible cualquier diálogo.
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