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CIENCIA

Posible fraude científico en investigaciones sobre el mal de Hodgkin

Andrés Ortega

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Una nueva ccorrupción de la literatura científica podría suponer que numerosas investigaciones sobre el cáncer tengan que ser revisadas, ante las alegaciones de que un cultivo de líneas celulares con la enfermedad de Hodgkin -una de las formas. de cáncer del sistema linfático- no tenían mucho que -ver con células humanas, sino que provenían de una cepa de mono.

Estas alegaciones se hacen en un informe publicado en el último número de la prestigiosa revista científica Nature, y realizado por un grupo de científicos de Estados Unidos, dirigidos por la profesora Nancy L. Harris, de la escuela de Medicina de Harvard.Siempre se consideró que los cultivos permanentes in vitro de líneas celulares humanas atacadas por la enfermedad de Hodgkin eran muy difíciles de conseguir, pero en 1973, el doctor John C. Long, de Estados Unidos, reivindicó haber conseguido esta proeza científica. En 1976, Long recibió una beca de 200.000 dólares (dieciséis millones de pesetas), y en 1979, otros 7.000 millones de pesetas para desarrollar sus investigaciones. Los cultivos de líneas celulares cancerosas son utilizados para intentar comprender la diferencia entre las células normales y las cancerosas, y las conclusiones de Long, en 1973 y posteriormente, indicaron que la enfermedad de Hodgkin podía resultar de ciertas anomalías en un tipo específico de célula, particularmente de macrófagos transformados de las especialmente grandes células de Reed-Stenberg, halladas en pacientes con la citada enfermedad.

Los estudios del equipo americano comenzaron hace un año, ante las dificultades de conseguir en laboratorio cultivos de tejidos humanos en esta enfermedad y ante el hecho de que el doctor Long dimitiera de varios cargos, admitiendo haber falsificado datos en un informe sobre inmuno-complejos publicado en el Journal of the National Cancer Institute, en Estados Unidos. Estudios cromosómicos de las cuatro líneas celulares utilizadas por Long indicaron que al menos tres de ellas no guardaban relación alguna con la enfermedad humana de Hodgkin, sino que eran «contaminantes no humanos», provenientes de cepas de un mono. La cuarta línea sí era humana, pero nada tenía que ver con los tumores de la enfermedad de Hodgkin.

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