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RTVE quiere 800 millones del Mundial

«Vamos a ganar, pero todavía no sabemos quiénes», dijo Pío Cabanillas la pasada semana. La frase podría ser una receta para hinchas timoratos. Esa sentencia del ministro podría valer también para el reparto de los beneficios del Mundial-82, en vista de que todos quieren sacarle el zumo al Naranjito; para el leguleyismo del Consejo Superior de Deportes, que nos está amontonando el trabajo con normas que no se sabe bien si nos acercan o nos separan del deporte; para las dos grandes ligas, con el Madrid en precario, y para los atléticos enfermos, que no se sabe cómo van a sanar más, si con Cabeza repartido entre La Paz y el club o con Cabeza sólo en el Manzanares.

Pablo Porta quiere que el Mundial-82 lo juguemos todos los españoles, pero en lo tocante al reparto de perras ya se sabe quiénes quieren ganarlo. Por ejemplo, Luis Ezcurra, que quiere para RTVE, del presupuesto del Comité Organizador, nada menos que ochocientos millones de pesetas. El Comité tiene un presupuesto de 2.200 millones para aquellas instalaciones móviles que, una vez concluido el torneo, pasarán a disposición del Estado; pero RTVE, al parecer, necesita ochocientos millones más para acabar de montar sus instalaciones mundialistas. El Comité le ha dicho que no entra en sus presupuestos el tema y que los busque donde pueda. Al Naranjito nos lo quieren exprimir todos, incluida la agencia Efe, que también quiere 87 millones por sus servicios del Mundial. Los responsables de las finanzas que tiene Saporta al lado ya le respondieron al peticionario hace tiempo, que Efe lo que va a hacer es vender noticias y que, por tanto, ese es su negocio.El Comité no ha tomado en consideración, por el momento, las dos peticiones, pero hay quien apuesta a que los ochocientos millones tendrán que salir de algún sitio y es probable que sea de la organización futbolística. Hay peleas por el dinero. Federación y Comité tienen prisa por saber cuál es su parte en aquello que es divisible. Veremos quien gana.

Con la llegada de Jesús Hermida al Consejo Superior de Deportes, nos hicimos a la idea de que íbamos a ganar, pero comenzamos a tener un empacho de normas que así, al pronto, no suelen gustar demasiado. Del vacío o la ineficacia de los reglamentos vamos a un régimen un tanto complejo. La disciplina deportiva ya nos dio el susto y ahora nos amenazan con unas normas dedicadas a clubes y federaciones que parecen hechas con un excesivo distanciamiento de lo que es el hecho deportivo.

La asamblea nacional del fútbol ha sido siempre un modelo antidemocrático, pero, con la pérdida de los excesivos privilegios de algunos, nos vamos a situar en el campo contrario. La representatividad debe estar basada en hechos reales De la misma manera que Madrid no elige el mismo número de diputados que Soria, la Federación Norteafricana no puede tener el mismo peso específico que la Federación Catalana. No debe perpetuarse esa diferencia que existe entre los clubes de Primera División, pero tampoco podemos negar la presencia de todos en la asamblea nacional. Hay demasiadas dudas en los proyectos que elabora el CSD. Provienen, seguramente, del excesivo celo del reglamentista en llenar de asepsia el mundo del deporte. Veremos quien pierde.

El Madrid no puede atreverse a decir este año «vamos a ganar». En fútbol, pese a los milagros que siempre se esperan, está muy lejos del Atlético. Y, además, tiene por delante varios obstáculos. En baloncesto, el tema, como dirán los seguidores del Estudiantes, es de pura demencia. El Madrid está sentenciado, a pesar de que el Barcelona es capaz de cometer todos los errores impensables. Y, el. Estudiantes, por una vez haciéndose a la idea de que puede ser campeón. Que no lo será, claro, pero no por eso serán menos divertidos los partidos del Magariños.

Alfonso Cabeza ha entrado en fase de meditación. Quiere hablar menos. Pero no lo conseguirá porque es consentidor y le va la cháchara. Perdió la apuesta de Murcia, pero ganó su equipo. O sea, que él sí sabe en qué es ganador.

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