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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fuente de algunas vanguardias

Michel de Ghelderode es un autor flamenco que escribió -en lengua francesa- la mayor parte de sus obras en el primer tercio del siglo, no fue realmente descubierto hasta la posguerra francesa, cuando la irrupción del teat ro del absurdo y otras vanguardias actualizó a quien había side precursor y predecesor. Ghelderode escribe en la tradición flamenca, que tiene tanta influencia española, las contraposiciones de muerte y sexo, de cuerpo y alma. Algunas de sus obras son autos sacramentales al revés, porque Ghelderode lucha todavía contra la imposición de las ideologías imperiales. Escritor barroco, visual, instintivo, mágico, enemigo -decia él- de la introducción en eE teatro de lo analítico, convencido de que la parte intelectual del autor es secundaria.La farsa de los tenebrosos, que se representa ahora en el Centro Cultural de la Villa de Madrid por el grupo de teatro Buenos Aires, es un compendio de su dramaturgia: las aveñturas del señor de Abcaude, que trata de seguir a su amada -como Orfeo- más allá de la muerte, a los mismos infiernos. Máscaras, pequeñas orgías, espectros, farsa dentro de la farsa, engaños sucesivos y desengaños. Y su filosofía: la importancia del cuerpo, de la salud, del amor fisico, que salva, y de la castidad y la virtud, que condenan al infiemo en vida.

La farsa de los tembrosos, de Michel de Ghelderode

Intérpretes: Rodolfo Sanders. Enrique Molina, Mario de Luca, Graciela Gonik, Hector Moretti, Carlos Güimil, Claudia Bruno, Hugo Grigenti, Camila, Hilda Mendoza, Aida Sevelli, Esther Palavecino, Rafael Russo. Versión, escenografia, vestuario y máscaras: Grupo de Teatro Buenos Aires. Dirección: Carlos Güimil. Estreno: Centro Cultural Villa de Madrid, sala II.

El grupo Buenos Aires consigue, a pesar de la Porzada escasez de escenografía, pero con importantes logros estéticos en el vestuario, que no fracase la visualización del espectáculo. La amplitud del reparto produce algunas irregularidades en la interpretación, generalmente aceptable, y el acento de los actores y algunos modismos argentinos de la traducción alejan algo a los espectadores españoles, así como la longitud de la obra, escrita en un tiempo de teatro verbal y largo.,El saldo del desafío que plantea la puesta en escena de una obra difícil y compleja resulta a favor de quienes lo han aceptado, y el público, les premia con justos aplausos. E muy interesante ver hoy una obra de Ghelderode, por sí misma y por lo que supone de esclarecimiento de fuentes antiguas de algunas vanguardias de hoy.

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