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Segundo juicio en Valencia contra un periodista por comentarios de gastronomía

En la Audiencia de Valencia quedó vista para sentencia la querella presentada por el propietario de un restaurante de la ciudad contra el crítico y escritor José Gandía Casimiro, director asimismo del Teatro Estable del País Valenciano, por un editorial publicado en la guía cultural Cartelera Turia.

En Valencia se han producido, en un plazo relativamente corto de tiempo, dos juicios contra periodistas por comentarios de gastronomía. El juicio al que hace referencia esta información es la segunda parte de una primera querella interpuesta por el propietario del mismo restaurante contra el comentarista culinario de la Cartelera, lbn Razin, seudónimo que corresponde al redactor de la publicación Antonio Vergara.En aquella ocasión la sala le absolvió. No obstante, la parte querellante ha recurrido ante el Supremo, que no ha resuelto todavía.

La querella contra Gandía Casimiro se presentó a raíz de un comentario editorial sobre el auto de procesamiento y juicio de lbn Razin solicitando que la justicia fuera bien aplicada. En el comentario se reproducían textualmente expresiones sobre alguna especialidad de la casa como «el queso sudaba», «la ensaladilla tenía sabor a limpiametales», «el salchichón parece pergamino del mar Rojo», procedentes del auto de procesamiento.

A requerimiento de la defensa del procesado, el letrado José Antonio Noguera Puchol, concurrieron como testigos los más destacados comentaristas de gastronomía del país, alegando que los términos objeto de la querella eran habituales en este género periodístico y que no reflejaban intención de causar daño alguno, material o moral. El escritor y famoso comentarista culinario, ganador del Premio Planeta 1980, Manuel Vázquez Montalbán, consideró que el texto de Cartelera Turia adoptaba «un tono desenfadado, de distancia crítica, para relativizar su contenido crítico». El abogado de la parte querellante, letrado Sancho Tello, preguntó, sin embargo, si eran términos apropiados para hacer buena propaganda de un restaurante. «No es función del periodista», argumentó el periodista catalán, «hacer propaganda».

La defensa pidió la absolución. El querellante ratificó su petición de seis meses de arresto mayor y una indemnización de cinco millones de pesetas al propietario del restaurante por un delito de injurias con publicidad.

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