_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La fusión Libia-Chad

LOS INTENTOS de unificación entre naciones del oriente árabe son antiguos y siempre infructuosos: no parece que el que intentan ahora tibia y Chad vaya a tener un final mejor que los que pretendió el mayor dirigente carismático que haya tenido el panarabismo: Nasser. Las razones de un solo idioma, una sola raza y una sola religión son ya dudosas atendiendo a la última historia del imperio islámico; en mayor medida, cuando entró la mano divisoria de las colonizaciones y en esta última actualidad en la que los grandes intereses geopolíticos y económicos fomentan toda clase de separaciones. En el caso de Libia y Chad, las diferencias son mucho más graves, porque, si Libia presenta una gran unidad, Chad es un mosaico donde los musulmanes son una parte. Muchos de sus habitantes, cristianizados y animistas, sienten una repulsión innata por el musulmanismo; pero muchos de los musulmanes, a su vez, la sienten frente a Gadafi, como dictador de una gran ambigüedad en sus propósitos, pero de una gran claridad en la limitación de libertades de su dictadura. Los problemas interiores de Chad se agudizan por la enorme resistencia exterior; a partir de Francia, que trataba de mantener unos privilegios poscoloniales en Chad, hasta los países vecinos: negros o árabes, animistas o islámicos. Ven en la unificación simplemente una expansión de Libia, que se cobra así la ayuda prestada al bando vencedor -por el momento- en la guerra civil; la creación de un enemigo rico -el petróleo de Libia puede incrementarse con el que se alumbre en Chad: Francia tenía ya preparadas grandes prospecciones- y el carácter, revolucionarista de Gadafi puede constituir un desafío considerable a los países del área proclive a Estados Unidos e Israel, como lo es Egipto. Una posiblo presión doble de Jomeini y Gadafi -probablemente demasiado mesiánicos los dos para compartir un solo poder- pondría en grave riesgo toda la zona. En el occidente árabe -el Magreb, que también tuvo sus intentos de unificación que terminaron en guerras mutuas- los regímenes hostiles entre sí -como Argelia y Marruecos, como la independentista Tunicia- temen también a Libia y no desean de ninguna manera su expansión. El intento del comunicado conjunto que firman Gadafi y Ueddei en Trípoli prevé que comience una colaboración para la «unidad completa» y la «fusión de ambos pueblos hermanos», con un régimen de masas «en el que el poder, las riquezas y las armas estarán en manos populares, cuyos instrumentos serán los congresos y los comités del pueblo». No va a ser fácil llegar a este fin; ni la supervivencia, en el caso de que se consiguiera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_