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PRENSA

El ex director de "El Pensamiento Navarro" acusa a la editora de falsedad en documento público

El ex director de El Pensamiento Navarro, Enrique Sanz, va a presentar una querella criminal contra la empresa editora del diario, Editorial Navarra, SA, alegando falsedad en documento público, ya que entiende que la editora ha vendido a Nájera, SA, la cabecera del periódico, ocultando el dato. Sanz, que extiende la querella a Nájera, SA, ha asegurado a EL PAÍS que los propietarios de El Pensamiento Navarro quieren cerrar el diario hasta encontrar una coyuntura más favorable, dejando sin trabajo a los 72 trabajadores.

Durante casi dos semanas, El Pensamiento Navarro no se ha editado por un veto expreso de su director, Enrique Sanz. El pasado sábado, el diario volvió a estar en los quioscos, dirigido por José Luis Larrión, después de dos conflictivas semanas, en las que ninguno de los redactores jefes se quiso hacer cargo de la dirección. Por el momento, la empresa adeuda a los trabajadores media paga de noviembre, diciembre y la extraordinaria de Navidad, y la situación es extremadamente delicada después de la presentación, el pasado 12 de diciembre, del expediente de suspensión de pagos. Los problemas actuales de El Pensamiento Navarro, diario ultraconservador, arrancan de julio de 1979, cuando la editora contrató al periodista de El Imparcial Enrique Sanz para que dirigiese el periódico.La editora de El Pensamiento Navarro, Editorial Navarra, SA, formada por Juan Sáenz Díez, jefe de la Comunión Tradicionalista, como presidente del consejo; Nemesio Cortés Izal, como secretario, y Jiménez Fuentes, vinculado a Fuerza Nueva, y Lizarza, como vocales, entre otros, opta por relanzar el diario, a la vez que crea una nueva empresa, constituyendo una sociedad anónima paralela, Nájera, SA. El mismo mes, Sáenz Díez, Cortés Izal y Jiménez Fuentes (a quien ETA intentó secuestrar en una ocasión y sus oficinas fueron destruidas por un potente artefacto, que costó la vida a un policía cuando intentaba desactivarlo, en Pamplona) constituyen, con un capital social de 5.000.000 de pesetas, Najera, SA, empresa que entre sus objetivos sociales propugna todo tipo de comercio lícito, desde la construcción hasta las actividades editoriales.

Nájera, SA, avala letras en favor de Editorial Navarra, SA, que a su vez le va cediendo parte de sus propiedades, como son el edificio social, terrenos ubicados en Noain y la cabecera de la publicación, según los datos facilitados a EL PAÍS por Enrique Sanz.

Ayuda estatal

En la situación de crisis permanente, el director de la publicación, Enrique Sanz, solicita una entrevista con la secretaria de Estado para la Información, y el pasado 26 de noviembre es recibido, junto al gobernador civil de Navarra, Javier Ansuátegui, por Rosa Posada. En la entrevista, Rosa Posada se muestra favorable a ayudar económicamente a El Pensamiento Navarro, proponiendo a Editorial Navarra, SA, que, previa identificación jurídica, solicite la correspondiente ayuda coyuntural a través del Gobierno Civil de Navarra.Enrique Sanz informa de esta reunión al Consejo de Administración de la editora, insistiendo en que, en la petición de ayuda, Editorial Navarra, SA, debe facilitar su identificación jurídica: consejo de administración, propiedad de la cabecera, patrimonio, etcétera. No obstante, Editorial Navarra, SA, presenta la solicitud sin aportar ningún tipo de datos, pero en términos ridículamente patrióticos. El pasado 6 de diciembre, el gobernador civil de Navarra recibe a los consejeros Cortés Izal, Jiménez Fuentes y al director, volviendo a repetir que el Estado está dispuesto a ayudar a El Pensamiento Navarro, pero que se hace necesaria la identificación jurídica de la empresa. Nueve días más tarde, Editorial Navarra remite al gobernador civil de Navarra un escrito con una relación de sus deudas, incluidos los atrasos al personal, solicitando un crédito por una cantidad que no supera los diez millones de pesetas. El escrito es enviado sin identificación jurídica e incluso sin firma. Ese mismo día, la empresa sanciona de empleo al director, Enrique Sanz, quien, en un comentario editorial firmado bajo seudónimo, había criticado la decisión de Editorial Navarra, SA, de presentar en el juzgado el expediente de suspensión de pagos sin esperar a que el tema fuera aprobado por la junta general de accionistas.

El pasado 22 de diciembre, Enrique Sanz veta la publicación del periódico por una situación de ilegalidad (la venta sin publicidad de la cabecera del diario) y eleva un escrito al Ministerio de Cultura, en el que suplica que se den las órdenes oportunas para que se investiguen «las responsabilidades civiles y/o penales que hubieran podido derivarse de la transgresión por parte de las empresas Editorial Navarra, SA, y Nájera, SA, ambas con el mismo domicilio social».

«Se quieren quitar de encima el muerto de Editorial Navarra, SA», ha manifestado a EL PAÍS Enrique Sanz, «rescindir los contratos a los trabajadores y cerrar el periódico, para volver a aparecer en mejores circunstancias. Y todo a costa de los trabajadores que se van a quedar en la calle. Yo lo único que pretendo es que Editorial Navarra, SA, aclare su situación jurídica y que se mantengan los puestos de trabajo, porque con la difícil coyuntura económica actual, la plantilla no va a encontrar trabajo en ninguna otra empresa».

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