La planificación familiar: UCD no cumple
El viernes 28 de noviembre, dentro del espacio Más vale prevenir que curar, Televisión Española emitió un programa dedicado a la «Planificación familiar» que muchas personas esperábamos desde la llegada de la democracia y la despenalización de los anticonceptivos. La ñoñería y la total falta de interés de lo que vimos en la pequeña pantalla sólo puede calificarse con el tan ya manido eslogan «La realidad supera la ficción». No se dio ningún tipo de explicación sobre el funcionamiento de los aparatos reproductores femenino y masculino ni sobre los anticonceptivos existentes en la actualidad, con sus ventajas e inconvenientes, ni siquiera se facilitó algo tan elemental como las direcciones de los centros de planificación que el Ministerio de Sanidad ha ido abriendo a trancas y barrancas en varias ciudades de nuestro país. Ni qué decir tiene que de los que existen en los ayuntamientos o han puesto en funcionamiento los grupos feministas no se dijo absolutamente nada.Por ello, el único consejo válido que el chapucero programa proporcionó, que no se debe utilizar ningún anticonceptivo sin el debido control y asesoramiento médico, no podrá ser llevado a la práctica fácilmente por ninguna de las mujeres que tuvo la desgracia de estar frente a la televisión aquella tarde. Porque los ginecólogos de la Seguridad Social se siguen permitiendo no ser «partidarios» de los anticonceptivos, especialmente si la consultante es joven o soltera, y los médicos de medicina general tienen a menudo una formación médica tan escasa al respecto que evitan abordar el tema y, si lo hacen, sus consejos dejan mucho que desear. Como antes de la despenalización de los anticonceptivos, solamente las mujeres con nivel cultural o económico suficientemente alto acceden a los centros de planificación o a las consultas privadas especializadas en el tema, que cada día proliferan más.
El BOE del 7 de octubre de 1978 publicó las modificaciones de los artículos 416 y 343 del Código Penal, así como una disposición adicional en la que se dice: «Para la correspondiente información, el Gobierno creará los oportunos servicios de orientación y planificación familiar». Después de casi un año de discusiones en ambas Cámaras, se permitía al fin la venta, propaganda y difusión de anticonceptivos. Previamente, y como resultado de una interpelación socialista al ministro de Sanidad se había aprobado, con los votos favorables de UCD, una moción, referente a los centros de planificación familiar, consistente en varios puntos, de los cuales conviene recordar el siguiente:
«4) El Gobierno... llevará a cabo una amplia campaña de información y educación sobre medios anticonceptivos, a través de los diversos medios de comunicación social y, especialmente, de la televisión».
Esta moción concretaba y aclaraba algunas de las normas del Real Decreto del 1 de septiembre de 1978 (BOE del 25 de septiembre) sobre establecimiento de servicios de orientación familiar, con el que los ministerios de Sanidad y Cultura quisieron adelantarse a la discusión y aprobación de la propuesta socialista, presentada ante las Cortes unos meses antes. Por ello, ambas disposiciones tratan sobre lo mismo, con la diferencia de que la moción es clara, concreta y concisa y el Real Decreto se pierde en ambigüedades e -insiste en incluir el cuidado del niño hasta los dieciocho meses de edad en las tareas de los centros de planificación familiar (lo cual, si no me equivoco, no se está llevando a cabo, afortunadamente, ya que sería complicar la actividad de los centros con algo que debe ser responsabilidad de profesionales de otra especialidad).
Centros de planificación
Han pasado dos años desde que todas estas disposiciones fueron acordadas. Los centros de planificación, que en su día Sánchez de León dijo que iban a ser 74, eran sólo dieciocho en el mes de septiembre pasado y varios de ellos han tenido que cerrarse en algún momento, por no tener dinero para pagar al personal. Ello no ha impedido que una partida presupuestaria destinada a equipamiento de dichos centros haya sido devuelta a Hacienda por falta de utilización. Una habitación del Ministerio de Cultura permanece, desde hace ya varios meses, repleta .de folletos de planificación familiar y bien cerrada con llave. Y toda la información que se ha suministrado al pueblo español sobre el tema, por parte del Gobierno, ha sido la autorización a emitir el poquísimo afortunado programa de Más vale prevenir que curar, a través de la televisión.
Por mucho que el Papa se pasee por el mundo repitiendo una y otra vez su arcaica postura sobre la sexualidad y los anticonceptivos, y por mucho que los santones de la ginecología española hayan mantenido, bajo el franquismo, e intenten mantener ahora, posturas acientíficas e increíblemente retrógradas (véase la obra de Jesús M. de Miguel El mito de la inmaculada concepción), en una democracia lo que las Cortes aprueban está por encima de todo lo demás. Resulta ridículo tener que recordar algo tan elemental como esto, pero, desgraciadamente, muchos españoles no lo han aceptado todavía, aunque algunas veces se atrevan, a pesar de ello, a asumir responsabilidades políticas de Gobierno.
No es ese el caso, estoy segura, de los actuales responsables de la Sanidad y la Seguridad Social en nuestro país. Por ello sería de esperar que, sin necesidad de un Gobierno de coalición, el actual equipo sepa dar un paso decisivo en el tema de la planificación familiar, no por menos complicado menos importante, apoyando sin recelos partidistas las iniciativas de las entidades locales y de los grupos feministas, sin cuya colaboración ningún programa de planificación familiar se ha impuesto por primera vez con éxito en ningún país del mundo.
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