Apoyo expreso de Juan Pablo II a la Iglesia ucraniana en el exilio

Se llama «carta pastoral colectiva de los padres del sínodo ucraniano a los obispos, sacerdotes y fieles en Ucrania y en la deportación». Se trata de un documento importante que fue entregado, casi clandestinamente, a los periodistas acreditados ante el Vaticano el viernes pasado. Es la primera vez que los obispos ucranianos en la diáspora envían una carta pastoral colectiva a sus fieles para expresar, como afirma un comunicado de Prensa, «una palabra paterna de solidaridad en sus sufrimientos y persecuciones, que continúan sin piedad hasta hoy, subrayando los grandes méritos para la Iglesia universal de su martirio».

Esta carta pastoral fue enviada después de un sínodo que se ha celebrado en Roma los días pasados, casi en silencio. En realidad, casi todos los años estos obispos de la diáspora celebraban un sínodo semiclandestino en Roma que no era visto con demasiados buenos ojos en tiempos de Pablo VI, porque se temía que la actitud radical de estos ucranianos visceralmente anti-rusos pudiera comprometer la ostpolitik de la Santa Sede y las buenas relaciones con muchos países del este comunista.

Pero esta vez el mismo documento da a entender que Juan Pablo II , está dispuesto a que esta lglesia salga a la luz pública y adquiera su identidad nacional, por así decirlo. En la segunda parte de la carta pastoral se afirma, por ejemplo, que el papa Wojtyla ha autorizado nada menos que la convocatoria de un sínodo extraordinario de todos los obispos ucranianos del mundo «para darles una forma de gobierno de la Iglesia ucrianiana, tanto en la patria como en la diáspora». Más aún: se anuncia la designación en dicho sínodo del sucesor a la cátedra arzobispal y metrpolita de Leópoli en la persona del obispo Myroslav Lubac-ziwskyj, lo cual garantizaría la supervivencia y la continuidad de la Iglesia católica de rito oriental en Ucrania.