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Emilio Romero estrena el monólogo "Yo fui amante del rey", interpretado por María Mahor

El escritor, periodista y dramaturgo Emilio Romero estrenará el próximo martes, en el teatro Valle Inclán, de Madrid, su obra Yo fui amante del rey, un monólogo que será interpretado por la actriz María Mahor, con dirección escénica de Manuel Canseco, escenografía de Matías Montero y música original de Pedro Luis Domingo.

El autor, a través de la historia sentimental de Adela Larra, amante del monarca Amadeo de Saboya, establece un parentesco político entre la década de los años 70-80 de los siglos XIX y XX y señala los parecidos, «a efectos solamente de no repetir los errores de la historia». El próximo mes de febrero tiene previsto estrenar una nueva obra, titulada El fin del mundo es el jueves, dirigida por Manuel Manzaneque.Emilio Romero (Arévalo, Avila, 1917) se declara partidario de la creación literaria en todos sus géneros. Su evasión o «sometimiento angustioso a la literatura» se explica porque «el periodismo no me colma y la política no me calma». Periodista, director de periódicos, novelista colaborador de numerosas publicaciones, escribe y estrena obras teatrales desde los años sesenta, entre las que figuran Historias de media tarde, Las ralas suben a la ciudad, Las personas decentes me asustan, Lola, su novio y yo, El timan te jubilado, Verde doncella, Sólo Dios puede juzgarme, Play Patricio y Casa manchada, Como adaptador- autor, en las últimas temporadas se montaron Galigeo Galilei, de Brecht, y La muerte de Danton, de Büchner.

«Soy un escritor político», declaró ayer Emilio Romero, «y he tenido siempre una preocupación por la historia y, en especial, por el siglo XIX, lleno de poetas, escritores, políticos e ideólogos. La motivación de Yo fui amante del rey, texto escrito este verano, parte de una relectura del proceso constituyente español de 1870-1880. He encontrado parentesco con el proceso constituyente de 1970-1980, o sea, cien años después. No quería hacer un teatro de época, y estimulado por el éxito de Cinco horas con Mario, de Delibes, me puse a pensar en un personaje de monólogo, que en teatro es lo más arriesgado. No quería un personaje histórico o político, sino teatral».

El personaje de la obra es Adela Larra, hija del escritor Mariano José de Larra, hermana de Baldomera, célebre por protagonizar una de las más pintorescas estafas de su época, «Pensé que esta mujer, amante de un rey», dice Emilio Romero, «podía contar sus amores con Amadeo de Saboya, conocer los políticos de su tiempo y tres regímenes: el de Amadeo, la Primera República y la Restauración, reflejarlos como un espejo intolerable de esta época. El personaje conoce aquellos años de Amadeo con dos políticos turnantes en el podes, Ruiz Zorrilla y Sagasta, que vienen a ser en la actualidad Felipe González y Adolfo Suárez; la Primera República, con su locura autonómica, y el tiempo de la Restauración, que me interesa menos para la obra».

Referencias políticas

Las referencias a la actualidad desde la distancia de cien años para el espectador de hoy se pueden concretar, según el autor, en el trajín de los políticos, olvidando los grandes problemas nacionales; la incapacidad de hacer el Estado autonómico, la corrupción en la libertad de expresión el bipartidismo, ajeno a todo lo que no sea apetencia y lucha por el poder; las guerras del Norte, con un nacionalismo vasco latante, y la actuación de la derecha apostólica.«Las dificultades de la obra como autor», añade Emilio Romero, «han sido reflejar la época histórica y que la escritura se identificase con la mujer protagonista. Soy un dialéctico e hice un gran esfuerzo para no aparecer como escritor político. Adela Larra es una invención mía en un 90%; los historiadores no dicen más que fue amante de Amadeo, que vivió en el paseo de la Castellana y pertenecía a la clase media-alta. El personaje está ennoblecido, en primer lugar, porque me siento moralmente respetuoso y soy fiel a su padre, y también porque no me ha parecido lógico la descalificación social de una amante en la tradición ramplona de este país. En la obra no he tenido que forzar nada; todos los hechos y personajes están históricamente documentados».

La obra tiene como otro posible título La dama de las patillas, aunque el autor reconoce que Yo fui amante del rey es más comercial.

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