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El "ataque" democristiano al divorcio, pulso de fuerza en el interior de UCD

Los cuatro partidos que han presentado enmiendas a la totalidad del anteproyecto de ley de Divorcio, que hoy comienza a debatirse en la Comisión de Justicia del Congreso, iniciarán la sesión manteniéndose firmes en su postura y explicando las razones de sus enmiendas. Estos cuatro grupos son PSOE, Coalición Democrática, Socialistas de Cataluña y Partido Comunista de España.El ambiente, que durante los trabajos de la ponencia parecía haberse distendido, por lo que se llegó a redactar un proyecto «aceptable» para el conjunto de los negociadores, ha estallado con las pretensiones de los democristianos y opusdeístas de UCD de conseguir un proyecto más conservador. El intento de este sector de los centristas de dificultar el proceso de divorcio y de conceder mayor poder al juez y a la actuación del ministerio fiscal podría dar al traste con todos los trabajos de la ponencia y marcará, sin duda, los debates de la comisión. Como decía ayer el ponente socialista Antonio Sotillos, «reunir la Comisión de Justicia con la espada de Darriocles de los cristianos de UCD va a ser extremadamente desagradable para todos, empezando por el propio ministro».

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Y es que el ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez, se encuentra -y así lo reconoce- prácticamente solo. Por un lado cuenta con el enfrentamiento radical de los socialistas, principal grupo de oposición, quienes, ante la opción de cerrar filas en torno a Fernández Ordóñez y cohesionarse ante los democristianos, han preferido dar la batalla abiertamente y no están dispuestos a ceder en la redacción de un divorcio por mutuo acuerdo disimulado. Quieren un texto claro en este sentido y la supresión de los dos pasos (separación previa y después divorcio) antes que ceder bajo los nubarrones de los democristianos. «Eso son problemas internos de UCD. Y nosotros ni entramos ni salimos», señalaría el comunista Solé Barberá.

Tan complicadas están las cosas, que un ponente del PSOE repetía una y otra vez: «Prefiero tener enfrente a un conservador de derechas claramente definido que a un liberal tibio y ambiguo, que encima apoya a Adolfo Suárez en los momentos clave».

Para algunos observadores de la oposición, el objetivo concreto del alboroto de última hora de los democristianos sería el de realizar un pulso de fuerzas dentro de UCD, como ya lo fue la elección de portavoz del grupo de Herrero de Miñón, con la estrepitosa derrota del candidato socialdemócrata. Y quienes piensan así, justifican su razonamiento en base a que el texto de divorcio que preparó el democristiano Iñigo Cavero cuando ostentaba la cartera de Justicia es prácticamente el mismo que la ponencia ha aprobado ahora con Fernández Ordóñez, «aunque con algún matiz progresista en el tema de mutuo acuerdo», en palabras del diputado Sotillos. «Y si los hombres de Landelino Lavilla conocían y dieron el visto bueno al texto Cavero, ¿a qué viene este ataque feroz?», se preguntaba el citado parlamentario. «Porque, sencillamente, la cuestión de fondo es una medición de fuerzas entre democristianos y socialdemócratas de cara al próximo congreso de UCD». Igual convencimiento tienen los comunistas.

"Ir por todas"

En su confrontación, los democristianos han llegado a afirmar por los pasillos del Congreso que se han perdido las elecciones del Senado en Andalucía «por cosas como las que está haciendo el actual ministro de justicia». Ellos piensan, a fin de cuentas, que el electorado de UCD es de derechas y que cuando el partido del Gobierno hace una política ambigua, los votantes centristas se quedan en casa, y, consiguiente mente, la abstención favorece a los socialistas. Esta hipótesis, razonada de manera muy esquemática, es la que les ha hecho ir por todas, como comentaba muy recientemente un diputado comunista.

Así las cosas, quedaría por saber la opinión del otro grupo de poder verdaderamente importante en UCD: los martinvillistas, que guardan un discreto silencio en torno al divorcio. Sin embargo, ciertas declaraciones de Cisneros parecen contrarias a la ley.

Por lo demás, mientras la Iglesia recela de Francisco Fernández Ordóñez y de su tendencia progresista (ni Tarancón ni los obispos pueden olvidar que el ministro de Justicia se declaró partidario, en su último libro, de la despenalización de un aborto restringido), los grupos feministas le animan con telegramas como el remitido ayer por la Asociación de Mujeres Separadas, el Movimiento Democrático de Mujeres y la Federación Provincial de Mujeres: «Le alentamos, señor ministro, a seguir defendiendo mejoras conseguidas, en proyecto ley de divorcio. Le instamos a no ceder ante presiones de ciertos sectores UCD. Un ministro de Justicia debe responder a las necesidades ciudadanas».

Y precisamente por esto, porque Francisco Fernández Ordóñez está convencido -y así lo ha repetido hasta la saciedad- de que el actual proyecto de ley «es el que la sociedad española necesita» ha planteado el dilema sin ambages: «O sale este proyecto, o yo me retiro».

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