Felipe González: "Azaña fue un ser dividido entre su vocación política y su vocación literaria"
Presentación de dos libros sobre la figura del ex presidente de la República
«Azaña fue un ser dividido entre la política y la literatura», dijo el secretario general del PSOE, Felipe González, en una de las dos «veladas con libro» conmemorativas del centenario de Manuel Azaña, que se celebraron simultáneamente ayer por la tarde en Madrid. En el Ateneo, Felipe González, Juan Tomás de Salas y el presidente de la institución, Fernando Chueca Goitia, presentaron la biografía de Azaña escrita por Josefina Carabias, periodista recientemente fallecida, Los que le llamábamos don Manuel, editada por Plaza y Janés. Por otra parte, en el teatro Bellas Artes, donde se representa actualmente La velada en Benicarló, tuvo lugar un coloquio abierto con participación de los autores de una obra colectiva sobre la figura del último presidente de la República española, publicada por Edascal.
«Para las personas de mi generación que tuvimos una visión desfigurada de Azaña, el libro de Josefina Carabias nos lo presenta con toda su grandeza humana. No es un libro cariñoso como el de Rivas-Cheriff, sino crítico, pero de un enfoque humano y sencillo sin pretender destrozar al personaje biografiado», dijo Felipe González en la presentación de Los que le llamábamos don Manuel, que se celebró en el Ateneo con la presencia del líder socialista, Juan Tomás de Salas y Fernando Chueca Goitia.Felipe González comenzó refiriéndose al libro como a «un magnífico documento periodístico, aunque se pueda interpretar por el deterioro del lenguaje como algo frívolo y ligero». La sencillez y la humanidad fueron los rasgos que resaltó en la biografía de Josefina Carabias. «El escapismo intelectual que se le reprocha muchas veces a Azaña se comprende mejor después de leer esta biografía, donde se revela como un ser dividido entre las responsabilidades políticas y su vocación literaria, en parte frustrada», comentó Felipe González, en torno al episodio de la obra de Josefina Carabias, donde el presidente de la República alude a su asesor Estanislao Figueras, que dimitió de su cargo una cálida primavera seducido por la atracción de París».
Tras la introducción del presidente del Ateneo, quien recordó que precisamente en este escenario se iniciaba el encuentro de Josefina Carabias con Manuel Azaña, tomó la palabra Juan Tomás de Salas, quien definió a la autora del libro, en entrañable retrato, como «un bicho raro, porque pasó por la guerra civil sin que le tocara el odio, sin romperse y sin mancharse».
«No queremos otro Azaña, porque queremos cien Azañas. Este régimen debe perdurar y nadie tiene capacidad para encarnarlo. Abstrayendo las enormes diferencias que existen entre ellos, se puede ver un paralelismo entre la personalización de la República en Azaña y la de la democracia en Suárez. Pero es conveniente el relevo y la sustitución, no para echar a nadie, sino para dar paso a las nuevas generaciones».
Artículos de Azaña
Por otra parte, en el teatro Bellas Artes, se presentó el libro conmemorativo, Azaña, formado por dieciséis artículos de reconocidos especialistas que tratan los aspectos políticos y literarios de su actividad intelectual y tres textos inéditos del propio Azaña, así como unas imágenes fotográficas suyas también desconocidas.
«Este libro es importante porque contempla a Azaña no sólo desde un punto de vista apologético, sino también crítico», dijo José Luis Gómez, director del Centro Dramático Nacional, que actuó de anfitrión del grupo de exégetas de Azaña presentes en el acto.
Francisco Ayala, José Bergamín, Jorge Guillén y Ernesto Giménez Caballero son las cuatro firmas que trazan desde sus respectivas ópticas el perfil histórico de la figura de Azaña con que comienza el libro. Sigue un artículo de Juan Marichal, introductor del que publicó Manuel Azaña anónimamente en la revista argentina Nosotros, sobre los orígenes y comienzos del Gobierno dictatorial de Primo de Rivera.
Otro texto que recoge esta edición es la conferencia que pronunció Manuel Azaña el 4 de febrero de 1911 sobre El problema español, publicada ese mismo mes en un folleto de 38 páginas editado por la imprenta La Cuna de Cervantes y avalado por la sección de propaganda de la Casa del Pueblo de Alcalá de Henares. «Aparte de considerarlo de interés para la comprensión de su figura como político e intelectual, creemos también que la totalidad de los puntos expuestos en este discurso, a pesar de 69 años de distancia, mantiene plena vigencia», escriben en el prólogo de la obra Vicente Alberto Serrano y José María San Luciano,
También aparece en él por primera vez a la luz unas memorias de la Junta General Ateneísta redactadas por Azaña, que ha recuperado Francisco Villacorta, uno de los autores de Azaña.
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