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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El problema vasco

Cuando me eligieron presidente del Gobierno vasco fui relevado de toda disciplina de partido y, consecuentemente, no suele intervenir en actuaciones propias de la ejecutiva del PNV, como su último y controvertido documento relacionado con el llamado Frente para la paz.Sin embargo, no puedo resistir la tentación de escribir sobre el editorial «Esperanza para el País Vasco», publicado el sábado 22, cuánto aprecio la capacidad de comprensión de EL PAIS del problema vasco y la serenidad que evidencia al juzgar un documento que, por encima de alguna expresión más o menos feliz, contiene un fondo que describe las cosas como son, aunque no como a más de uno gustaría que fueran.

Por mi parte, y en relación con dos expresiones que pueden inducir a equívocos, permítaseme asegurar dos cosas: ni el presidente del Gobierno vasco ni su Gabinete van a abandonar sus responsabilidades, si por tal entiende alguien lo de «echar la toalla». Podrá «echarla» en el sentido de abandonar una determinada estrategia que se revele inútil, sustituyéndola por otra más eficaz. Pero nunca volviendo la espalda al mandato recibido en las urnas.

En segundo lugar, nada, absolutamente nada, justificará ante el Gobierno vasco, y estoy seguro que tampoco ante el PNV, el ejercicio de la violencia. Cosa distinta es que a veces constatemos, con dolor, que algunos se crean asistidos de razón para practicarla. Y lo que la ejecutiva del PNV quiere es borrar, de una vez por todas, «justificaciones injustificables», con lo cual todos deberíamos estar de acuerdo.

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Finalmente, quiero asegurar que este humilde presidente de Gobierno tiene la firme determinación de agotar su modesta capacidad de diálogo y negociación para tratar de resolver los problemas que nos afectan directamente a los vascos, e, indirectamente, a todos los pueblos de España. En este sentido, permíteseme expresar, junto con tal determinación, mi esperanza firme, casi impenitente, en los frutos que, antes o después, rendirá una negociación impregnada de sentido y conceptos democráticos./ presidente del Gobierno vasco.

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