Los obispos desean que el viaje del Papa sea popular y pastoral
El Papa vendrá a España. Será un viaje pastoral, pero los obispos desean que también sea popular, que se encuentre con la España real. Por eso le prepararán encuentros con trabajadores e intelectuales y artistas, con jóvenes y niños, con los pobres y con los enfermos. También, lógicamente, con los distintos estamentos de la Iglesia española. «El episcopado asume la entera responsabilidad espiritual del viaje», comentaba el portavoz de la Conferencia Episcopal, «pero siendo el Papa jefe de Estado, el Gobierno español asumirá también las suyas». Se espera que visite las grandes urbes como Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia. Juan Pablo II desea visitar el País Vasco, pero en este punto sus deseos se oponen a los del Gobierno. Vendrá en octubre del año que viene, coincidiendo con el comienzo del centenario de santa Teresa. De esta manera, se evita centrar el viaje en un motivo mariano, lo que, en opinión de algunos prelados, «permitiría que la derecha o el Opus lo capitalizaran». El obispo Montero señalo el carácter provisional de todas estas previsiones, ya que es el Vaticano quien fija el calendario y, acostumbra a no definirlo oficialmente hasta tres meses antes de la visita.La visita del Papa va a servir para poner en marcha un estudio sobre, la situación religiosa de España, a fin de lograr un diagnóstico exacto de los problemas que aquejan al catolicismo español.
Se ha aplazado hasta la próxima reunión de febrero el estudio de los nuevos estatutos de la Acción Católica Española. El borrador presentado acentúa las competencias de la jerarquía en el nombramiento de los dirigentes, neutralizando de esta manera la práctica democrática que ha presidido hasta ahora en los movimientos de Acción Católica. La buena acogida que el borrador ha tenido entre los obispos influirá en la solución al conflicto planteado por la Juventud Obrera Católica, dividida en este momento entre la antigua dirección, dimitida por la autoridad eclesiástica, y la nueva gestora. El obispo Dorado comentaba a este respecto que, para, él, la crisis está resuelta, puesto que para la comisión episcopal que él preside sólo la gestora nombrada por los obispos es legítima.
La Confederación Católica de Padres habla a los obispos
En la conferencia de Prensa, el obispo Montero apareció flanqueado de Luis Alberto Petit y Carmen Alvear, dirigentes de la Confederación Católica de Padres de Familia, que acababan de presentar a los obispos sus preocupaciones sobre la política familiar que se está haciendo en España. Criticaron la prioridad dada por el Parlamento a la ley del divorcio, en perjuicio de una ley sobre protección familiar, y denunciaron el influjo negativo sobre la familia que tiene la televisión, «a la que tienen acceso los partidos políticos, pero no las instituciones familiares». De inoportuno y superficial calificaron el contenido del proyecto de ley sobre divorcio, aunque llegados a este punto, el obispo Montero subrayó que se distinguiera entre lo que estos representantes de padres católicos habían expuesto ante los obispos y sus pronunciamientos en la conferencia de Prensa sobre el divorcio.
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