El Papa urgió la unión con los protestantes frente al "montruo del ateísmo"
Juan Pablo II superó ayer brillantemente el verdadero escollo de este viaje: su encuentro con la Iglesia protestante, que te había recibido con una cierta hostilidad a causa de la publicación por parte de la Conferencia Episcopal alemana de un libro durísimo y ofensivo contra Lutero escrito por el teólogo conservador Remigius Baumer. El Papa urgió la unión entre católicos y protestantes para combatir al «gran monstruo del ateísmo».
El encuentro con los representantes del Consejo de la Iglesia Evangélica Alemana (EKD), que reúne casi la totalidad de las confesiones no católicas, tuvo lugar ayer, por la mañana, en el museo de la catedral de Maguncia. El clima era tan tenso que hasta entre los protestantes surgió una polémica diplomática sobre la asignación de los puestos durante la entrevista, que duró exactamente una hora y cuarto. Eduard Lohse, obispo de Land y presidente del Consejo de la Iglesia Protestante de Alemania, abrió el encuentro con un discurso agresivo y polémico. Pero el Papa, en su respuesta, sorprendió a todos citando extensamente a Lutero. Este discurso, junto con el diálogo personal con cada uno de los representantes del Consejo de las Iglesias, en el que respondió a todas sus preguntas, hizo que el mismo presidente Lohse declarase minutos después del encuentro: «Han sido superadas todas nuestras expectativas y hemos comprendido hoy cómo es enormemente más importante un solo encuentro humano y personal que mil documentos escritos enviados a Roma».
Lobse, en su discurso ante el Papa, había empezado diciendo polémicanente que «en una hora» no podían los protestantes plantearle todos los problemas que hubieran deseado. Dijo que la Iglesia evangélica lo recibía como «primado en la caridad», en contraposición al "primado de jurisdicción", que no aceptan los protestantes.
Lohse también pidió la intercomunión, la plena aceptación de los matrimonios mixtos entre católicos y protestantes. Y que católicos y protestantes puedan juntos celebrar la Eucaristía, «sin que tengamos que renegar de la pertenencia a nuestra Iglesia».
Lohse afirmó que «la verdadera unidad de las iglesias cristianas no supone, por tanto, la observancia de los mismos reglamentos eclesiásticos, que son la obra de los hombres».
La gran sorpresa fue que el Papa les rebatió citando a Martin Lutero, como dándoles a entender que está de acuerdo con Lutero más que con ellos. Por eso respondió negativamente a sus peticiones. Desempolvando a Lutero, afirmó que, «si las dificultades que existen aún entre nosotros se refiriesen sólo -como habla dicho el presidente Lohse- a los reglamentos eclesiásticos de institución humana, se podrían y deberían eliminar en seguida». Y en ese momento dijo que los católicos en esto están de acuerdo con Lutero cuando afirmaba que la fe en Cristo, por la que somos justificados, no consiste sólo en creer en la persona de Cristo, sino en «lo que es de Cristo».
Tras esto, el Papa fue muy explícito en una cosa: la urgencia de la unión entre católicos y protestantes para hacer frente juntos al «gran monstruo del ateísmo», ya que, dijo el Papa, «vosotros sabéis que decenios de mi vida han estado marcados por la experiencia del desafío lanzado al cristianismo por el ateísmo y la incredulidad ».
Dijo también el Papa que ha llegado la hora en la que es necesario «reconocer juntos nuestra culpa».
Los protestantes regalaron al papa un facsímil de la primera edición de la tan discutida traducción de la Biblia de Lutero. Juan Pablo II les aseguró que la recibía «con gran cariño». Y como respuesta al discurso del Papa sobre la urgencia de llegar a la unidad, fue anunciada la creación de una comisión mixta entre la Conferencia Episcopal alemana y el Consejo de la Iglesia Evangélica para profundizar lo que los protestantes han definido en una conferencia de Prensa «el momento más histórico después de la Reforma».
