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Schmidt, reelegido canciller de la República Federal de Alemania

El diputado socialdemócrata Helmut Schmidt, fue reelegido ayer nuevo canciller de la República Federal de Alemania, por 266 votos del Bundestag. En contra de él se emitieron 222, y se registraron dos abstenciones y un voto nulo. En esta ocasión, también se han producido defecciones en el campo social-liberal: en las dos primeras elecciones en las que el presidente de la RFA presentó al Parlamento a Helmut Schmidt como candidato único a la Cancillería, en 1974 y 1976, tres diputados de la coalición le negaron su voto.

Esta vez se calcula que hasta cinco ha podido elevarse el número de los resistentes a la candidatura de Schmidt, dentro de las propias filas. A las tres de la tarde, el presidente de la República, Karl Carstens, tomaba juramento al reelegido canciller y con ello se inicia ya efectivamente un nuevo período político que comenzó con las elecciones del 4 de octubre y concluirá con las de 1984.

El nuevo cuatrienio se ofrece ya dificultoso, no sólo por los problemas heredados de la etapa anterior. Los social liberales cuentan con una mayoría parlamentaria de 45 escaños respecto del bloque democristiano. Pero dentro de la coalición se ha abierto paso una línea política muy impregnada de liberalismo que encarna el FDP. Este partido, cuyos parlamentarios pertenecen básicamente a los sec tores agrario, funcionariado y profesiones liberales, ya ha actua do de freno durante las negociaciones previas a la formación de nuevo Gobierno.

Dos cuestiones clave

Por lo pronto, una de las dos cuestiones clave para los social demócratas ha quedado sin resolver, por resistencia de los liberales: estos se resisten a que la congestión empresarial en el sector del carbón y el acero revista caracteres efectivamente paritarios y no aceptan renunciar al papel decisorio final de los presidentes de las empresas del ramo, en caso de empate entre los votos de los representantes de los trabajadores y del capital. Este problema, que representa el «nervio de la Segunda República» (la primera fue Weimar) para el SPD, parece llamado a convertirse en motivo de tensiones entre el canciller, de un lade, y parte de la socialdemocracia y los sindicatos, por otro, si Schmidt rio logra doblegar a los liberales en este asunto. Pero los liberales, para los que también el tema enlaza directamente con su esquema matriz de empresa capitalista, no parecen dispuestos a ceder un milímetro. Ambos partidos confían sin embargo en llegar en un futuro más o menos próximo a un acuerdo. Entre tanto, se ha optado por la solución más realista: la de evitara toda costa prolongar indefinidamente las negociaciones para la formación de la nueva coalición, una vez se había llegado ya a un acuerdo en el no menos espinoso problema de la austeridad presupuestaria.

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