La ley de Divorcio no favorece el aumento de los mismos, según Monique Pelletier
Monique Pelletier, normanda, 54 años, abogada, ministra francesa de la Condición Femenina y la Familia desde septiembre de 1978, llegó ayer a Madrid, invitada por el ministro de Cultura, Iñigo Cavero, para pasar dos días. Monique Pelletier traía en su programa visitas al Congreso y al Senado, pronunció ayer una conferencia ante las asociaciones femeninas y familiares españoles, a la que se negaron a asistir varios grupos feministas en discrepancia con el Ministerio de Cultura. Se entrevistará con los ministros de Justicia, Educación, Trabajo, Sanidad y Cultura, y, si Iñigo Cavero no lo remedia, hoy podrá comer con todas las mujeres, parlamentarias españolas.
En el programa de la ministra francesa -aunque la lengua gala sólo permita llamarla «señora ministro» y, de hecho, dirigiera su conferencia a la «señora director general», Carmela García Moreno- figuraba una comida con «las parlamentarias», que, por obra y gracia del titular español de Cultura, quedó convertida en una comida con «las parlamentarias de UCD», hasta el punto de que la Subdirección General de la Mujer no cursó en su momento las invitaciones a las parlamentarias de izquierda y de Coalición Democrática. La decisión causó sorpresa y contrariedad en la Embajada francesa, donde se consideró la posibilidad de que la decisión de Iñigo Cavero hiciera alterar el programa de Monique Pelletier. El pasado jueves, durante el Pleno del Congreso, Carmela García Moreno -«¡Vaya por Dios!, voy a decírselo en seguida a Iñigo, que ha sido cosa suya»- lograba, al parecer, que las aguas volvieran a su cauce, porque, finalmente, las invitaciones que dormían en un cajón fueron cursadas.Monique Pelletier ha venido a cambiar impresiones y a contar cómo está en su país el empleo femenino, la familia, la legislación. A hablar de las leyes del divorcio y el aborto, a los que califica de fracasos, y ha querido dejar claro, con una elegancia que es casi tópica en determinada clase de mujer francesa -y la ministra la cuida, por ejemplo en que, por favor, no la fotografíen fumando, c'est pas beau-, que no viene en plan de enseñar. «Les diré a los ministros lo que el Gobierno francés ha hecho, está haciendo y hará; pero no vengo con la idea de que tenemos la verdad. Seguro que tengo mucho que aprender aquí», dice.
Sabe Monique Pelletier que, «como se puso de manifiesto en la conferencia de Copenhague, no hay un solo país en el mundo en que la mujer no tenga problemas», y le consta que de millón y medio de parados que hay en Francia más de un 54% son mujeres. Aunque en el país vecino exista, desde 1974, una acción del Gobierno para la mujer, y dos veces al año se reúna la ministra de la Condición Femenina con sus companeros de los demás departamentos, para elaborar y discutir las líneas de su programa, hay amplias áreas donde la mujer francesa está olvidada, como son «las instancias de dirección, el Parlamento, las organizaciones socioprofesionales, las cámaras de comercio y agrícolas, todos los núcleos donde se toman las decisiones».
¿Piensa Monique Pelletier que los partidos, incluso los de izquierda, utilizan los problemas de la mujer y ofrecen soluciones, casi exclusivamente como arma electoral? «Puede existir», responde, «una voluntad política; pero lo que hay son enormes resistencias de los hombres, e incluso de las mujeres. Hay mujeres en Francia que no quieren presentarse a las elecciones municipales, por ejemplo, y yo las animo a lo contrario, aunque bien es verdad que la mujer cuida de su familia, trabaja, tiene dos o tres vidas en una; pero necesita iniciativa, energía y formación».
Ayuda a la madre soltera
Monique Pelletier afirma que le preocupa especialmente, la mujer sola, «muy vulnerable»: la viuda, a la que el Estado da una renta, durante tres años, para que siga cursos de formación profesional; la separada o divorciada,.que tiene a su cargo a los hijos y carece de recursos para conseguir un trabajo, y la madre soltera, que tiene centros de maternidad en los que residir antes y después del parto y residencias en las que puede estar con su hijo hasta tres años, entre otras ayudas, como prioridad para acceder a la formación profesional y al empleo. «No queremos que la soltera embarazada recurra al aborto», dice la ministra de la Condición Femenina francesa, «por eso le damos estas ayudas. Nuestra sociedad ya no rechaza a la madre soltera; considera que si pone en el mundo un hijo estando sola tiene coraje, porque la ley la ampararla si no quisiera tenerlo y la sociedad francesa comprende ese valor. Yo estoy desarrollancio una labor de concienciación psicológica para los hombres y los chicos jóvenes, para que asuman su función paterna».La ley ampararía a la embarazada soltera que no quisiera tener su hijo, porque en Francia está regulado el aborto desde enero de 1975, y sancionado definitivamente en diciembre de 1979, siendo ya ministra Monique Pelletier. «Yo defendí la reconducción de la ley del aborto porque, aunque, como lamayor parte de la opinión pública francesa, lo considero un fracaso grave, una última salida, había interrupciones del embarazo que se producían en situaciones desastrosas, en condiciones terribles, y muchas mujeres quedaban estériles. Lo tenemos regulado, si se realiza por un médico, en las diez primeras semanas de gestación, y con un tiempo obligatorio para que la mujer reflexione su decisión».
Llega Monique Pelletier a Espana en plena batalla del divorcio y le deben de sonar un poco a chino ciertas polémicas a una señora cuyo país admite el mutuo disenso como causa de divorcio desde la Constitución de 1791. «Una ley viene a tomar nota de una práctica, más que a establecer esa práctica. La ley no favorece el aumento de los divorcios, ni arregla tampoco los problemas, sino que abre posibilidades, porque más allá de la ley está la vida, que no puede arreglarse con una disposición legal.
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