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Reportaje:

Una película de Chabrol clausura el festival de cine de Valladolid

El caballo del orgullo, última película de Claude Chabrol, clausurará oficialmente la XXV Semana Internacional de Cine de Valladolid, que se inició el pasado día 17. El director francés asistirá a la proyección de su filme y a la fiesta organizada por el comité de dirección para conmemorar las bodas de oro del festival. También hoy, a las once de la noche, se darán a conocer los premios otorgados por el jurado popular. Hasta ahora las dos películas favoritas son Actores provincianos, del polaco Holland, y Profesión ordenada, del búlgaro Kiran Karlov.Si hubiera entrado a concurso El rebaño, la obra más redonda de Yilmaz Guney, se hubiese llevado probablemente el galardón. El filme fue proyectado en la noche del miércoles en la sala habitualmente reservada para perspectivas 80 y causó un gran impacto. Con pocos medios, el realizador turco ha conseguido una obra impresionante y de gran fuerza narrativa, donde se contienen muchas de las claves de la situación turca actual. El gran contraste entre los clanes ganaderos nómadas y la ciudad, la sumisión a la autoridad paterna, la consideración de la mujer como un simple objeto, la incapacidad para superar rencillas ancestrales, son las bases de partida de una obra donde, a través de un viaje en tren, se reflejan las lacras y claves vitales del país otomano.

El nuevo cine español continúa siendo otro de los grandes protagonistas, aunque ni Pepy, Luci, Bon y otras chicas del montón, de Almodóvar, ni Con el culo al aire, de Carlos Mira, ni Crónica de un instante, de José Antonio Pangua, han tenido buena acogida. Noel Simsolo, director francés y autor de Pesadillas, analizó la situación del cine español en una entrevista concedida a EL PAIS. «Tras la muerte de Franco», señaló, «han aparecido muchos directores y se viven momentos de euforia. Esta euforia puede ser peligrosa, porque falta sentido de la autocrítica, y lo mismo que en política no se puede decir que se ha hecho la revolución porque muriera un hombre, en cine no se puede nadie considerar hijo espiritual de Luis Buñuel por haber hecho una película. Creo que después de esta etapa de euforia el cine español vivirá una terrible crisis, de la que sólo se saldrá cuando los realizadores nuevos, en muchos de los cuales veo grandes valores, hagan autocrítica y se definan».

Pesimismo económico

Por otra parte, el pesimismo sobre la situación industrial del cine español, puesto de manifiesto en la primera jornada de las 21ª Conversaciones sobre Cine, volvió a hacer su aparición en el segundo y último día de discusiones, aunque esta vez mezclado con críticas a televisión y con una serie de exposiciones y casos particulares que impidieron la elaboración de unas conclusiones generales. Claro que tampoco era este el objetivo fundamental de las conversaciones, ya que se trataba, sobre todo, de hablar del cine español y de analizar su situación y perspectivas de futuro.Contrastan las opiniones recogidas en las conversaciones con las vertidas en el coloquio sobre nuevo cine italiano que tuvo lugar ayer y al que asistieron periodistas y directores de este país. Todos ellos valoraron como muy positiva la intervención de la RAI, que ha permitido a los jóvenes realizadores hacer su primera película y que ha descentralizado el sistema de producción cerrado antes a los grandes maestros. El hecho de que la RAI proyecte estas obras permite además dar a conocer a los nuevos directores y les abre posibilidades.

El tema de la producción fue precisamente el eje del coloquio mantenido en la madrugada del martes con Elías Querejeta. La sesión se prolongó hasta las cuatro de la madrugada ya que fueron numerosísimas las cuestiones planteadas a Querejeta con motivo de haber producido el filme Primeros metros, realizado por ocho jóvenes, entre ellos el hijo de Carlos Saura, y estrenado con poco éxito y muchas críticas en Valladolid.

Elías Querejeta fue también muy criticado y tuvo que aguantar acusaciones con tan poco fundamento como la de haber querido desacreditar a la facultad de Ciencias de la Información, a través de esta película. El productor señaló que la obra no es incoherente y aseguró que «no hay que someterse siempre a módulos preestablecidos, sino que se pueden romper para intentar llegar a algo diferente a lo que se hace habitualmente. Creo», añadió, «que esta experiencia es válida y seguiré en esta línea. Yo soy un productor que me considero autor de mi línea de producción».

«No me importa que Primeros metros, es decir, esta experiencia, sea la historia de un fracaso». Para Querejeta, que también tuvo defensores en un coloquio en el que muchos fueron a atacarle, «el cine no tiene porque encasillarse en una misma narrativa, sino que puede haber valores cinematográficos y creativos en experiencias como ésta. El que quiera hacer cine debe encontrar su plataforma de decisión».

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